Leah consiguió la cita para la siguiente semana y durante todos esos días entramos en una inesperada rutina en la que hablábamos por teléfono cada noche antes de dormir. Era extraño ser tan cercanas en tan pocos días pero se sentía natural; probablemente por influencia de la imprimación.
O quizás simplemente porque Leah me caía bien. Nunca había tenido una amiga cercana, obviando a Alice pero ella se marchó con todos los demás sin despedirse así que tenía que suponer que yo no era tan amiga para ella.
Leah era lo opuesto a Alice. Tenía más tendencia a la seriedad, acrecentada por el duelo que estaba pasando, pero tenía un sentido del humor irónico y algo ácido que me hacía reír.
Durante esos días hasta la cita médica aprendí bastante sobre ella y la manada. Empezando por lo más relevante: los lobos no estaban asesinando a senderistas. Tal y como me dijo, ellos sólo se dedicaban a eliminar a los vampiros, salvo a los Cullen, con los que tenían una especie de acuerdo.
Me había contado que trabajaba con su madre en la cafetería de la familia. Se había tomado un año sabático antes de entrar en la escuela de repostería pero con el descubrimiento de su naturaleza lobuna no estaba segura de si alguna vez iría.
"De todas formas me gusta mi trabajo, puedo experimentar todo lo que quiera."
Fue lo que me dijo. Ese era otro aspecto de ella que me gustaba, se amoldaba a las circunstancias, tenía un gran poder de adaptación.
También supe que era la primera mujer cambiaformas, al menos que los ancianos recordasen. Nadie sabía por qué había ocurrido pero todos estaban intentando amoldarse a ello lo mejor que podían.
No habló de Sam y yo tampoco pregunté. Aunque estuviésemos cómoda la una con la otra sentía que nos conocíamos desde hacía demasiado poco para preguntar por algo así. Me alegré de que ella tampoco preguntase por mi propio corazón roto.
El viernes por la tarde llegó y Leah insistió en recogerme en su propio coche para llevarme hasta el hospital de la Reserva. Acepté principalmente porque la noche anterior había nevado y, a pesar de que Charlie me había puesto los neumáticos de invierno, no me fiaba demasiado de mi vieja camioneta.
-¿No es incómodo ser la única chica entre tanto chico? –quise saber mientras atravesábamos la carretera. Los costados estaban cubiertos de nieve pero en el interior del vehículo hacía un agradable calor gracias a la calefacción.
-No tanto, prácticamente los conozco a todos desde que éramos críos. Lo peor son los pensamientos. –respondió antes de soltar un suspiro de resignación. –Ya tengo que aguantar a mi hermano pequeño todo el día, imagina aguantar también sus pensamientos.
Su exagerada resignación me hizo sonreír divertida. No tenía hermanos, pero Seth parecía el hermano pequeño más adorable del mundo y sabía que Leah lo quería con fervor.
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Destino. | Bella x Leah.
Fanfic¿Y si después de que Edward se vaya, Bella descubre que está embarazada? ¿Y si Leah se imprima de ella?