18. LUNAS. LUNAS. LUNAS

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KAHNARA CAVALIER

Hace dos lunas llena que Rhea abandono el castillo principal de su familia, junto a sus tropas. Dos meses. Según, las sirvientas aseguran que se encuentra en Sukvan junto a su esposa, pero Diana lo dudaba mucho.

Cuando todos sus soldados se fueron, nos dejaron sin los aliados como Dominic. Ahora quedamos Diana y yo, con una misión que parece más que imposible. En realidad, quedo yo con una misión que no se puede lograr, sin Rhea aquí que me dé permiso de salir de las murallas del castillo.

Entonces, solo nos quedaba un recurso: Ignis Eckvan. El pelirrojo se lanza al sofá, frente a su hermana menor, con una postura relajada. Me echa un vistazo detrás de Diana, sin mucho interés.

—¿Qué has sabido de Rhea?—Pregunta Diana.

—Papá le negó el paso a todos los mensajeros de Sukvan—Dice. Asiente ella, y suspira dramáticamente. El príncipe rueda los al oírla. — ¡Diosa Luna! ¿Qué quieres ahora?

—¿Qué has sabido de Ziah?— Su pregunta hace que su hermano se le ría en la cara. —¿Está viva o muerta?

—No la veo hace meses—Dictamina. —Luego de que Rhea nos pillara en aquel burdel, supe lo peligroso que sería que me viera con ella. Digamos que por mí no siente esa debilidad que tú le produces.

—Ziah nunca va muy lejos, los salvajes no la quieren en sus manadas, creen que es una infiltrada de nosotros.

—Entonces, papá cree que es una infiltrada de ellos—Aseguró. —Y Rhea la quiere matar, y mata a todo aquel que la ayuda ¿Entiendes lo peligroso que es tener una amistad con ella?

—¿A pesar de que crecimos juntos?—Pregunta Diana. —Después de lo de Elika, se ganó el destierro y odio de Rhea por ti.

Él relame sus labios, sus ojos bajan a la mesita de centro. Se nota que ese nombre le tocó una fibra sensible y me pregunto por qué.

—¿Qué quieres exactamente?—Su rostro se endureció visiblemente.

—Si no quieres contactarla, deja que Nara lo haga—Me señala.

Él me mira, y suelta una carcajada.

—¿Quieres que lleve a una de las amantes de Rhea con Ziah? ¿El encierro te volvió loca, hermana?— Fruncí mi ceño, y lo fulminé con la mirada. —Disculpa, primor ¿Cómo se le llama a la chica que se acuesta con una mujer casada?

¡Ash! Me mantengo callada. Podría decirle que prácticamente que solo me tocó una vez, y eso fue hace mucho, mucho tiempo. Pero a pesar de que no tiene como probar que me acosté con ella, no quita el hecho que le di mi pureza a una mujer casada como una cualquiera ¡Diosa! Si Marcela Favre me viera ahora, con las clases de moral y decencia que me dio, se moriría.

Ignis se levanta del sillón, dando un leve suspiro. Diana lo hace igual, y se acerca a su hermano.

—Lo siento, pero no, debes aceptar tu destino con Vikrram, tal vez no sea tan malo...—Se calla al ver el rostro de Diana. Sus ojos se suavizan, y lleva sus manos para tomar las mejillas de su hermana. —Rhea va a salvarte. Confía en ella. Sé paciente. Y ya no hagas más enojar a papá.

Deja un suave beso en su mejilla, y sale de la habitación. Diana esta inmóvil, con las manos hechas duros puños. Me posiciono a su lado, sus ojos están fijos en el fuego del brasero.

—Tal vez tenga razón, hay que dejárselo a Rhea, ella te hizo una promesa—Levanta la mirada.

—Siempre debes tener un plan de respaldo—Dictamina. —Kaiat. Pídele el permiso a él o escapate.

The Black OrbeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora