KAHNARA CAVALIER
El corazón me latía con rapidez. La tenía delante de mí, con su mano sosteniendo mi mentón para que la mire, su pulgar me acaricia suavemente la comisura de mis labios. Sus ojos, azul y color miel, bajan la vista a ellos, brillando.
Su mano va a la cuerda de mi corsé, y la tira lentamente, soltando la prenda. Mi vestido comienza a sentirse flojo, y se desliza hasta el piso. Me siento cómoda desnuda, y deseo que ella me toque. Levanto mis tobillos, para elevar un poco mi altura, y alcanzarla, sin embargo, no lo logro.
Ella se inclina hacia mí, posando sus labios encima de los míos, sus manos tibias toman mi cintura, mientras hace sus movimientos más bruscos, quitándome el aliento.
Retrocedo cuando ella me lo pide, y solo me detengo cuando toco el pie de cama. Caímos con suavidad a ella, sin dejar de besarnos. Su mano derecha va trazando caricias por mi cintura, cadera, tomando uno de mis muslos con firmeza que poniéndolo en su cintura.
Entonces su mano, va hacia otro camino, uno que me inquieta...
Abro mis ojos de golpe y me siento rápidamente, ahogando un grito. El sudor me recorre por la frente, y siento como mi cuerpo entero acabara de estar en el brasero.
—¿Nara?—Anne se levanta para observarme. —¿Tuviste otra pesadilla? Diosa, estás demasiado ruborizadas—toca mis mejillas. —Y caliente.
—¿Qué?—Le exclamo bruscamente.
Ella me mira con los ojos bien abiertos, asustada, ante mi reacción. Niego con la cabeza, ella se acomoda para quedar frente a mí y observarme con detenimiento.
—¿Qué sueñas tanto, que siempre despiertas en este estado?—Pregunta con curiosidad. —¿Con vampiros? A mí me dan un terror inmenso esas criaturas.
—Sí, con vampiros—Miento.
La rubia resopla, tornándose un poco pálida. Dirige su mirada al lado derecho de nuestra cama, presenciando el lugar vacío.
—Denisse nuevamente se quedó a dormir con la Alfa Rhea— Frunce los labios, arrepintiéndose de decir eso. Me toma de la mano, mirándome como si fuera un cachorro malherido. —Yo sé que puedes reconquistarla.
—No éramos nada, Anne—Le aseguro. —Además, yo tengo a Gabriel esperándome ¿Recuerdas?
Asiente, con una sonrisa.
—Espero conocerlo algún día, por lo que me cuentas, es un gran hombre y será un gran alfa—Habla. —Y tú, una excelente luna.
Me encogí de hombros. Espero que así sea. Mi estómago resuena, provocándole risa a Anne.
—Espero que no me quiten el desayuno también—Mascullo.
Las omegas parecían que se regían por las órdenes de Denisse, ahora, que ya se había proclamado como la soberana del castillo. Y seguí con su obsesión de hacerme la vida imposible, y me quitó lo que más amaba en la vida: la comida. Le ordenaba a las chicas que me quitaran mis raciones cuando Dalma no veía, y sí me quejaba, todas aseguraban que ya me la había comido. Lo cual Dalma cree, y no la culpo.
Anne se fue poco después con el príncipe Ignis, y Dalma me envió de inmediato a despertar a Diana. Luego que lo hice, y prepare su ducha. Corro nuevamente al salón, esperando con ansias, que el desayuno ya esté servido.
Mi alma vuelve a mi cuerpo cuando ve la mesa extendida al medio de la habitación, voy a mi lugar, relamiendo mis labios. Mi sonrisa desaparece cuando observo mi plato vacío. Las risillas me hace apretar los puños.
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The Black Orbe
FantasyNara es una bruja, que despues de perderlo todo, quiere dejar su naturaleza de lado y casarse con un alfa de una manada en decadencia. Ella cree que al unirse a él podra sobrevivir al mundo regido por una despiadada familia de híbridos, Los Eckvan...