Capitulo 3 | Te conozco

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Sarah

— Buenos días— Escuché la voz entrecortada de una mujer al otro lado de la línea.

— Buenos días, ¿Con quién tengo el gusto?

— ¿Amalia? ¿Ya contestó? Si, papá, ya contestó. — Sarah, soy yo Christopher. Creo que dejé mi celular en el motel anoche y, por el momento solo estoy usando el de mi hija. Solo llamo para saber si llegaste bien.

— Si, llegué justo a tiempo. Ah, Christopher gracias otra vez por traerme.

—No hay de qué, para eso estamos los amigos. Suerte hoy. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo— Repitió, riendo.

Me eché a reír también.

— Tranquilo, lo tomaré en cuenta. La próxima vez que te necesitaré será para que me lleves en bicicleta hasta Europa.

— ¿Así como Carlos Vives y Shakira?

—Sí, como Carlos Vives y shakira. — Respondí, rodando los ojos antes de sonreír y decir— :Tengo que entrar a la iglesia, Cuídate.

— Adiós. Un beso.

Al bajarme de la camioneta me rodearon una docena de fotógrafos y reporteros de distintos medios del país. Por suerte, el equipo de seguridad que me acompañaba logró mantenerlos a raya antes de que pudieran acercarse demasiado.

El lugar estaba decorado de forma impecable. Rosas blancas adornaban cada rincón, y un majestuosos arco de flores se extendía desde el pasillo de la iglesia hasta el altar, donde esperaban el sacerdote y el notario. Al frente, también se encontraba Cameron, perfectamente peinado y vestido con un traje blanco y un moño del mismo color. Su nerviosismo era evidente, aunque no hacía falta conocerlo para notarlo.

Mientras Caminaba hacia el altar, no pude evitar pensar en mi propia familia. ¿Podría ser la primera novia en casarse completamente sola? Sentí el pecho encogerse.

Cuando le ofrecí la invitación a Diana, la rechazó con amabilidad, alegando que ya tenía un viaje planeado a Colombia con su pareja para esas fechas.

Al final, todo se reduce a cómo enfrentamos las cosas. Hay partes de nosotros que mueren constantemente. Hoy, Había muerto esa parte que alguna vez creyó en el amor. Algunas guerras solo se ganan abandonándolas.

— Nos podemos de pie para recibir a la novia— Anunció el sacerdote.

Camine del brazo de Raúl mientras en la iglesia sonaba Thinking out Loud de Ed sheeran. Sin embargo, en mi mente sonaba Sacrifice de Elton John.

La boda transcurrió sin pena ni gloria. Dejamos a los invitados en el "After party", excusándonos en decir que nuestro vuelo a Paris salía en pocas horas y debíamos marchando cuanto antes.

— ¿Cómo sigues de tu Ojo?— Murmuró Cameron, lanzándome una mirada de soslayo mientras nos acomodábamos en la camioneta que "nos llevaría al aeropuerto". Ambos sabíamos que ese viaje a Paris no se daría.

— Bien. — Respondí con indiferencia, concentrándome en el paisaje que se deslizaba por la ventana.

Por suerte Raúl había cerrado la parte trasera del vehículo, dándonos un respiro de privacidad.

El Flechazo y La Secuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora