Capítulo nueve: Verdades

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Los golpes en su puerta lo despertaron asustado. Se levantó de golpe de la cama y dirigió su mirar a la puerta.
-¿Quién es? -Gritó. Tocó su torso y se dió cuenta de que no llevaba nada puesto. Oh dios.
Entonces los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza, llevó una de sus manos y la coloco en su frente, dándose un ligero golpe-. ¡Tonto! -murmuró para sí.
-Checo -Era Horner-. ¿Te acabas de levantar verdad?
-Ah... Tal vez... -Escuchó una risa al otro lado de la puerta.
-Apresúrate, el equipo desayunará junto hoy, ya están casi todos abajo.
-¡Sí! Si... Ah, en seguida voy -Estaba haciendo todo su esfuerzo para lograr conectar las palabras en oraciones que tuviesen sentido, y que Horner no detectara los nervios en su voz, aunque ya sabía que había fallado.
-Bien... -Silencio-. Por cierto -Ah, maldición- ¿Sabes dónde está Max? No pude encontrarlo en su habitación...
Sérgio guardó silencio unos minutos, pensando en qué decir, pero se apresuró a hablar antes de que fuera sospechoso.
-No, no tengo idea... Tal vez salió a correr -Nuevamente se dió un golpe en la cara ante tal respuesta tan absurda. Estaba jodido.
-Claro. Bueno, te veo abajo -Era obvio que Horner no se lo había tragado, pero bueno, se había ido, que era lo importante.
Luego escuchó una pequeña risa a su costado, giró la mirada y, como ya lo esperaba, ahí estaba Max, semidesnudo y recostado a su lado.
-¿A correr? ¿En serio? -Se burló mientras lo miraba hacia arriba. Carajo, se veía tan bien que dolía.
Su cabello revuelto, sus ojos adormilados mirándolo, él, simplemente él entre sus sábanas, lo volvía loco. Sérgio cerro sus ojos mientras sonreía suavemente y se volvía a acostar junto a Max, éste al instante lo abrazó, siendo correspondido por el mayor.
-No hay que ir... -susurró el rubio.
-Tenemos que ir o será raro...
Max simplemente se revolvió en la cama. Jamás había estado tan cómodo. Un silencio agradable se hizo entre los dos, mientras disfrutaban el tacto ajeno y el calor que compartían.
Parecían una pareja de recién casados en su luna de miel.
Después de unos minutos Max decidió hablar.
-Seguirás viniendo conmigo, ¿Verdad?
Sergio se acomodó un poco para poder ver la cara de Max, este le proporcionó un suave beso en la frente, robándole una sonrisa que se desvaneció casi al instante.
-No estoy seguro Max...
-¿A qué te refieres? -Su tono había cambiado al igual que su postura. Al final, ahora los dos estaban sentados en la cama, sin mirarse.
-Tal vez debí haberlo dicho antes de que todo esto pasara... -Silencio-. Tengo otra vida allá...
Max estaba genuinamente confundido, se había separado de Sérgio para mirarlo mejor.
No, no podía decirle algo como esto, no cuando a penas su plan estaba funcionando, no después de todo este tiempo...
-¿Allá?
Sérgio ladeó la cabeza y apretó los labios, preguntándose cómo había llegado hasta esta situación. Demonio, todo comenzó con él asistiendo al gran premio de México y ahora estaba revuelto en la cama con el nuevo piloto que lo había sustituido. Suspiró.
-Verás, Max... -Se acomodó para quedar sentado en la cama, dándole seriedad a la conversación- Yo...vine aquí, pero no con la intención de quedarme y debo volver, mi trabajo en México me espera, tan solo me quedan unos cuantos días.
-Pero... Pensé que ya estabas trabajando... aquí... -Su cara había tomando un tinte de tristeza reflejado en cada poro. Sérgio se limitó a negar.
Max se acomodó en la cama, imitando al mexicano, ambos se quedaron sentados durante unos minutos, en silencio y sin moverse, analizando la situación.
-Tal vez solo deberíamos dejar esto como algo de una sola noche, Max. No creo que sea lo mejor continuar... -Sérgio se había levantado, buscaba su ropa y comenzaba a prepararse para bajar a desayunar con los demás.
Por otro lado, Max permanecía inmóvil. Checo no podía voltear a ver a Max, no se arrepentía de acostarse con él, claro que no, Max le era atractivo y le gustaba, pero se arrepentía de haberle hecho esto, pues era bastante conciente de la intención del neerlandés con él, así que tal vez debió conservar su distancia.
Por un momento que parecía eterno el silencio se hizo y la ansiedad creció en el pecho del bronceado, estaba comenzando a arrepentirse de sus palabras, le preocupaba no tener reacciones por parte de Max y ya no sabía qué hacer. Mordió su labio inferior tan fuerte que se hincho y tocó varias veces la punta de su nariz.
-No lo creo -Habló el rubio retomando la conversación. Se levantó de un salto tomando por sorpresa a Sérgio.
Se abalanzó sobre él, lo cargo con un movimiento y lo volvió a tumbar en la cama entre sus brazos, Sérgio no había entendido en qué momento el de ojos azules logró todo eso. Rió sin darse cuenta.
-No Sérgio. Esto no puede quedarse como algo de una sola noche. En verdad me gustas y en verdad creo que te gusto. Esto no se puede terminar tan fácil, ya no te puedes deshacer de mí -Dijo con un tono de voz divertido y alegre que le robó una carcajada al mayor, quien no se pudo resistir a los encantos de Max y cayó nuevamente ante él.
-Eres bastante testarudo, ¿Te lo han dicho? -Murmuró con una sonrisa. Max se encogió en hombros mientras reía.
-Más veces de las que me gustaría.
Y ambos rieron. Checo se dejó hacer, a medio vestir, entre los brazos de Max durante un poco más de tiempo. Estaba pensando.
Todo eran tan de locos, creía que necesitaba un tiempo para alejarse de la situación y pensar, pensar tanto como pudiera y ordenar todas las ideas en su cabeza. Su vida había cambiado tanto en unos cuantos días, sus sentimientos, sus temores, sus creencias, todo se había reconstruido y eso lo abrumaba, sobre todo, darse cuenta de la cantidad de cosas que aún tenia que resolver si en verdad queria tomar el riesgo de envolverse en una relación seria con el rubio, que pasaria connsu trabajo y su futuro... Y aclarar, de una vez por todas, sus sentimientos hacia Lewis. Tal vez esa era la parte más importante y la que más le aterraba.
Max notó la pronta incomodidad del mexicano, aflojó su agarre y se aseguró de que éste lo mirase.
-¿Qué sucede? ¿Estás bien? -Preguntó.
-Sí... Yo... Aún tengo que pensar sobre...esto... -Dijo mientras con un gesto; los señalaba a ambos- Creo que hay cosas sobre las que tengo que contarte.
Pero, ¿En realidad estaba listo para hablar de su relación con Lewis? Una pequeña vocesita en su mente le decía que sólo dijera todo de una vez, así se podría dar cuenta si realmente valía la pena comenzar algo con Verstappen o terminar todo antes de que las cosas se acrecentaran, pero, el sentimiento de niebla que le generaba recordar el pasado lo detenía.
Max ya imaginaba que está situación llegaría, la duda de Checo sobre hablar o no ya la tenía anticipada, por ello no se inmutó, sabía que lo mejor era esperar a que el mexicano decidiera cuándo sería el momento oportuno, al final del día, él ya estaba al tanto de la situación, y su postura estaba definida: borrar de la mente de Sérgio lo que alguna vez tuvo con Hamilton.
-Está bien, toma el tiempo que necesites -Exclamó mientras juguetonamente despeinada a Sérgio, logrando robarle una sonrisa.
Checo sacudió ligeramente su cabeza, intentando librarse de aquellas ideas que, tan temprano, le robaban la paz. Aún tenía trabajo que hacer aquí y ahora y aún debía arreglar la situación del desayuno, así que simplemente se levantó de la cama y terminó de arreglarse.
-Ya es tarde. Bajaré primero y después de veinte minutos lo harás tú, ¿Entendido? -Dijo con su típico gesto mandón.
-¡Claro! -Respondió el rubio con una sonrisa.
-Los distraeré para que puedas colarte silenciosamente, no seamos más obvios. ¡Y recuerda la excusa! -Esto sólo logró que Max soltara una carcajada recordando la tonta excusa que Sérgio le había dicho a Horner hace unos minutos.

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