Capitulo 9

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6:50

Hoy voy un poco justa así que me levanto, hago el wudu y rezo el fajr, después bajo a bajo a desayunar unas crepes con miel y arándanos lo más rápido posible para que me dé tiempo a hacer todo lo que tengo en mente.


7:25

Salgo de casa y hoy no voy a buscar a las chicas porque por casualidad no se encuentran bien, entonces voy por el camino reflexionando sobre lo que me ha pasado esta última semana, cuando veo a mi primo detrás.


Narra Imran:

7:35

Salgo de casa cojo el coche y me voy hacia clases que está un poco lejos de mi casa pero en coche está como a 15 minutos.

Estoy conduciendo, pero al girar mi mirada veo a Dounia con su primito entre risas y carcajadas, bajo la ventanilla, pero mirando en frente haciéndome el loco. Siento como los celos me recorren por todo el cuerpo, hasta que siento como esos ojos verdes me están mirando, Dounia me ve y grita mi nombre "Imran", la miro y sigo conduciendo hacia delante.

Pero empecé a hacerme preguntas, "¿por qué me comporto así?", "¿porque estoy celoso si es su primo?", "entre primos en el islam está permitido casarse". Después de haberle echo eso a Dounia me sentí un poco mal, pero antes tendría que responder todas esas preguntas que me atormentaban dentro de mi cabeza, pero si siento algo por ella lo entendería, porque esa cara tan bonita, esa sonrisa y carácter que me vuelve loco lo encontraría normal.


Narra Dounia:

Por el camino, me encontré a mi primo Adam. Como era pronto se ofreció a acompañarme hasta mi bachillerato. Por el camino, mientras me reía con Adam de anécdotas que nos pasaron de pequeños, vi a Imran pasar con su coche. Como vi que tenía la ventanilla bajada decidí llamarlo para saludarlo. "Imran". Por un momento se giró y nuestras miradas se cruzaron, pero al instante su mirada se desvaneció y se fue. Ni siquiera me saludó. No se porque se ha comportado así, pero me he sentido un poco mal. Pero tampoco le quiero dar mucha importancia, porque tal vez se ha levantado de mal humor.

...

14:30

Salgo de mis clases y voy directamente a un supermercado a comprar unas cosas a Houda y a Nihad porque están enfermas. Como no me decidía de que llevarle a cada una, empecé a coger de todo chocolate, galletas,...

Me dirijo a la caja para pagar, mientras la mujer iba pasando toda la comida yo me quede mirando en la pantalla el total de las cosas. Casi 50€ gastado, pero no me quejo porque las quiero mucho y se merecen esto y aún más.

-¿Pagarías en efectivo o tarjeta?-. Dice la cajera con una sonrisa.

-En tarjeta.

Cojo mi bolso, lo abro y busco mi monedero para sacar la tarjeta. Hasta que escucho el sonido que hace la máquina cuando pasas la tarjeta. Levantó la cabeza mirando hacia el datáfono, y veo una mano grande y con las venas marcadas que acababa de pagar mis cosas con su tarjeta. Dirijo mi cabeza rápidamente hacia esa persona y si efectivamente era Imran. Cogí la bolsa y salí del supermercado, hasta que una mano me sujeta del brazo.

-No me piensas dar las gracias.

-Se puede saber porque lo has pagado, acaso te lo he pedido?

-No querida, pero lo hice por si la máquina te denegaba la tarjeta por segunda vez.

-Lo de ese día en el restaurante fue porque el dinero que tenía mi hermano se lo gastó sin avisar.

-Bueno no pasa nada, yo te puedo pagar todo lo que a ti te haga falta.- Dice Imran con una sonrisa burlona.

-No gracias ya tengo mi propio dinero para pagarme mis cosas

-Lo que tú digas. Y bueno que raro que tu primito no esté contigo, ¿dónde está?

-Y tu desde cuando le das importancia a mi primo-. Respondo riéndome.

-Que pasa no puedo preguntar por el

-Si si lo que tu digas. Me tengo que ir, tengo prisa, adiós.


No le di ni tiempo para que él también se despida, pero es que tenía prisa.


Primero fui a visitar a Nihad, porque su casa era la que quedaba más cerca del supermercado. Al llegar saludé a su madre con un beso y un abrazo, y me dirigí a la habitación de Nihad.

-Tía, ¡estás fatal! Pareces una momia-. Digo riéndome sin parar.

-Has venido a visitarme o a reírte de mí -. Respondió, fingiendo estar ofendida, aunque en el fondo se le escapaba una sonrisa.

Me senté en el borde de su cama, y empezamos a charlar de todo un poco. Poniéndola al día con todo lo que hemos hecho en clase. Finalmente cogí la bolsa y le di todo el chocolate comprado por Imran.

-Ay Dounia te amooo!, pero no hacía falta gastarte tanto dinero en dulces.

-Bueno igualmente no lo he pagado yo.

-Como que no lo has pagado tú?

Le conté toda la historia desde el principio y sin saltarme ningún detalle.

-Madre mia tia, nose pero algo me dice que acabareis juntos.

-Cuántas veces te he dicho que no me hables de estas tonterías.

...

Pase una hora en casa de Nihad, hasta que decidí irme para poder visitar también a Houda antes de que se haga demasiado tarde.


Por el camino, mientras iba pensando en mis cosas escuche a alguien llamarme por mi nombre. Al girarme me encontré a Adam. Nos saludamos como de costumbre, y se ofreció a acompañarme a casa de Houda mientras hablábamos.

-Bueno ya hemos llegado, gracias por acompañarme.

-No ha sido nada. Y mandale saludos a tu madre de mi parte. Adiós.

-Adiós.

Subo a casa de Houda, pico y ella misma me abre la puerta.

-No puede ser posible, tú también-. Digo mientras me río sin parar.

-Se puede saber de que te ries.

-No se que os pasa a ti y a Nihad pero las dos parecéis espíritus.

Entramos a su cuarto para sentarnos tranquilamente para hablar.

...

No me di ni cuenta cuando ya eran las 20:00. El tiempo pasó volando. Me despedí de Houda y salí de su casa corriendo para ir a la mía. Ya era un poco tarde y no quería que mi madre se preocupara mucho por mi.

Iba de camino a casa lo más rápido posible,concentrada en llegar lo antes posible a casa y más pendiente del teléfono por si mi madre llamaba. Llegué a la avenida, miré rápido a ambos lados y me lancé a cruzar, convencida de que no venía nadie.

De repente, un claxon sonó tan fuerte que me sacó del trance. Levanté la vista y vi un coche acercándose demasiado rápido. Me quedé ahí, paralizada en medio de la calle, como si el cuerpo no me respondiera. Antes de que pudiera reaccionar, sentí un golpe fuerte y todo se volvió un caos de sonidos lejanos y luces borrosas.

Todo se apagó.


Narra Imran:

Estaba regresando a casa después de la mezquita, tranquilo, con la cabeza en otra parte y sin prestarle mucha atención a nada de lo que pasaba alrededor. Pero al girar la esquina, me encontré con un grupo de gente apiñada en la calle, como si estuvieran mirando algo en el suelo. Fruncí el ceño, algo en mi interior me decía que fuera a ver qué pasaba, así que me acerqué.

A medida que me acercaba, notaba un ambiente tenso, rostros de preocupación, y escuchaba algunos susurros. Intenté ver por encima de los hombros de la gente, y cuando finalmente tuve una vista clara, mi corazón se detuvo.

Destinados el uno al otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora