AMARTE

Reminiscencia

Abril 2016

—236. Supongo que ésta es la casa. Se ve normal.

Después de estar dando varias vueltas en circulo Kiara al fin llegó a la casa de Jonathan. Debian hacer un trabajo juntos y quedaron en reunirse esa tarde de sábado.

Jonathan no era de recibir mucha gente en su casa, pero no tuvo otra opción ya que sus padres salieron todo el fin de semana y debía cuidar de Sophia, su hermana menor.

Tocó el timbre impaciente y al tercer intento recién abrieron la puerta. Sophia miró detenidamente a Kiara que se enterneció con la belleza de la niña. Rubia y llena de rizos sostenía la puerta entreabierta con su rostro afirmado en ella. Aún así se lograban apreciar sus pequeñas pecas rojas.

—Hola bonita —se inclinó apoyándose en sus rodillas— ¿Sos hermana de Jo?

—¿Vos quien sos? ¿Por qué preguntas por mi hermano? —frunció el ceño con recelo. Su voz era muy chillona.

—Yo pregunté primero —Kiara notó que no era bienvenida.

—Mi hermano no invita a nadie. Solo a Elías —intento cerrar la puerta.

—Pues a mí también me invitó —Kiara le puso un freno con su pie—. Tenemos que hacer un trabajo del colegio juntos. Hace el favor y avísale que llegué.

—No te creo —entrecerró sus ojos—. ¡Jonathan! —gritó olvidándose de la puerta.

Kiara aprovechó para colarse y miró de reojo todo el lugar. La puerta daba a un pasillo corto que llegaba a la escalera al segundo piso. Miró el living y en una esquina cerca del ventanal un pequeño piano negro. Como los que se ven en las iglesias.

—¿Por qué te metiste? —protestó Sophia chillando.

—Hace calor para estar en la calle. ¿Ese piano funciona? —Kiara intentó entrar al salón.

—No te acerques —Sophia se apresuró a meterse en medio abriendo los brazos—. Solo mi mamá y Jonathan pueden tocarlo.

—¿Ese antisocial sabe tocar piano?

—Sólo lo toca cuando mamá se lo pide.

—Te apuesto un helado que hoy va a tocar —Kiara se cruzó de brazos desafiante.

—¡Vas a perder! —la pequeña sacó su lengua.

—Vamos a ver quién pierde chillona —sacó su lengua ella también, divirtiéndose con la riña.

—¡Jonathan! ¡Jonathan! —volvió a gritar ya con furia Sophia.

—En serio que chillona —Kiara tapo sus oídos—¡Jonathan! ¿Dónde se metió este pendejo? ¡Jonathan! —comenzó a gritar también.

—Debe estar en el ático. ¡Y no grites en mi casa!

—Te estoy ayudando chillona. Espera, ¿Dijiste ático? —Kiara hizo memoria y no recordó verlo desde afuera como suele pasar con esas construcciones.

—¿Qué está pasando Sophia? —Jonathan hacia su aparición bajando de prisa por la escalera— ¿Kiara? ¿A qué hora llegaste?

—Dice que tu la invitaste —Sophia seguía molesta— ¿Es verdad?

—Es mi compañera y tenemos que hacer un trabajo —Jonathan se dispuso a cerrar la puerta—. Ahora contéstame vos ¿Por qué abriste la puerta si sabes que no debes hacerlo?

—Es que ella tocó timbre como una loca —ahora Sophia era quién estaba a la defensiva—. Te llamé, pero ella se metió sin permiso.

—Eso no importa Sophia. No importa lo que sea nunca debes abrir la puerta estando sola, no se sabe quien podría estar del otro lado.