Severus Snape nunca habría imaginado que, en alguna parte, existía una parte de sí. Una carta perdida, promesas rota, visiones y un hijo.
En los pasillos de Hogwarts caminaba su sangre.
[Historia en proceso - posibles cambios mínimos en algunos capí...
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⸻ CAPÍTULO CUATRO⸻ "𝐄𝐜𝐨𝐬" ㅤㅤ ㅤㅤ
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ㅤㅤ El viernes era el día de la semana escolar que más odiaba Nolan, ya que, era un día prácticamente libre para los de primer año y nunca lograba encontrar un buen motivo para gastar su tiempo en aquél enorme castillo. Generalmente se la pasaba escondido en la biblioteca leyendo libros y de vez en cuando solía charlar un poco con Daphne, quienes en este último mes se habían vuelto medianamente cercanos.
ㅤㅤNolan se había despertado aquella mañana sintiéndose inusualmente inquieto, como si algo lo estuviera empujando a hacer algo que ni él mismo lograba comprender. El día anterior había terminado con muchas emociones, puesto que, había podido dirigirle la palabra a Snape y esto lo había alentado bastante. La clase de Astronomía, con su rigor de cálculos celestes y constelaciones, generalmente le permitía enfocar su mente en algo tangible, pero aquella mañana todo lo que podía hacer era intentar ignorar esa sensación de mareo que lo atacaba constantemente desde que había llegado al aula, incluso podía sentir como si algo o alguien lo estuviera observando de muy cerca. De vez en cuando giraba su cabeza para mirar detrás de él, esperanzado de encontrar una respuesta, pero sólo podía observar el vacío.
ㅤㅤMediante la clase avanzaba el ambiente se sentía cada vez más denso, hasta llegar al punto de tener que aferrarse a la mesa para no caerse. Mientras la profesora daba las explicaciones de la tarea que debían entregar vino repentinamente a sus mente la oscuridad absoluta, como si se hubiese quedado ciego por un instante. Nolan ya no se encontraba en el aula de astronomía, ni mucho menos escuchaba a la profesora, había también perdido el sentido de escuchar. Ahora, repentinamente, se encontraba en los pasillos del castillo, pero las paredes eran ligeramente diferentes, la piedra era más oscura y las antorchas parpadeaban continuamente. Frente a él, una figura en la penumbra caminaba con pasos rápidos y firmes. Llevaba una túnica negra y tenía el cabello oscuro cayéndole a los lados del rostro; por un momento, Nolan creyó que se estaba viendo a él mismo, pero se veía ligeramente mayor, por lo menos tres o cuatro años más grande que él, ¿Acaso se estaba viendo a él mismo en el futuro? Pero, ¿cómo era eso posible?
ㅤㅤNolan trató de mirar a su alrededor pero le fue imposible, no se podía mover, era como si estuviese flotando en el aire, como si estuviera viendo una película donde sólo se puede ver la perspectiva de la cámara. En ese momento, un destello de luz dejó mostrar la expresión de aquél joven, quien ahora estaba en una esquina en guardia, como si estuviera esperando algo. Al cabo de unos segundos se pudo observar una figura más clara y femenina que parecía estar hablándole, pero sus palabras eran un eco distante que se perdía entre las sombras. Ambos jóvenes lucían tristes, aunque no lograba captar las fracciones de sus caras, el ambiente tenía una leve neblina que le impedía ver con claridad los detalles.
ㅤㅤDe pronto, la visión se desvaneció, y Nolan se encontró de vuelta en la clase de Astronomía, con la mirada fija en el techo abovedado de la torre y un sudor tan frío resbalándole por la frente y espalda que le causaba escalofríos.
