Desde su primer encuentro, Doyoung había tratado de evitar a Jaehyun en la hacienda. Aunque se decía a sí mismo que los comentarios atrevidos del hombre y sus constantes insinuaciones eran una distracción que no necesitaba, en el fondo le costaba ignorar el calor que sentía cada vez que Jaehyun estaba cerca.
Sin embargo, el destino parecía tener otros planes.
Aquella tarde, mientras revisaba el establo en busca de algunas herramientas, una figura conocida apareció en la puerta. Jaehyun, con su característico sombrero de vaquero y una sonrisa provocativa, se acercó hasta el marco de la puerta y se cruzó de brazos, bloqueando la salida.
—Doyoung —saludó con una voz grave que resonó en el pequeño espacio—. Justo te estaba buscando.
Doyoung puso los ojos en blanco, aunque su corazón comenzó a latir más rápido. Tratando de mantener la compostura, contestó sin mirarlo.
—¿Qué quieres ahora? Tengo cosas que hacer.
Jaehyun dejó salir una pequeña risa y avanzó, acortando la distancia entre ellos. Doyoung retrocedió involuntariamente hasta que su espalda chocó contra una de las paredes del establo.
—Solo quiero hablar —respondió Jaehyun, bajando la voz mientras sus ojos recorrían el rostro de Doyoung con una intensidad que le hizo tragar saliva.
—Entonces habla —replicó Doyoung, tratando de sonar firme, aunque sentía la respiración caliente de Jaehyun cada vez más cerca.
Pero en lugar de responder, Jaehyun hizo algo inesperado. De pronto, su mano se deslizó hasta la cintura de Doyoung, y, en un movimiento rápido, lo atrajo hacia él, dejando apenas unos centímetros de distancia entre sus rostros. Doyoung sintió el calor del cuerpo de Jaehyun contra el suyo y, por un segundo, su mente se quedó en blanco.
—¿Sabes qué pienso? —murmuró Jaehyun, con una sonrisa juguetona mientras sus ojos brillaban con picardía—. Que a veces hablas demasiado... y te niegas a admitir lo que realmente sientes.
Doyoung abrió la boca para protestar, pero antes de que pudiera decir algo, Jaehyun inclinó la cabeza y, con un movimiento decidido, capturó sus labios en un beso intenso y profundo. Al principio, Doyoung intentó resistirse, pero la suavidad y la pasión del beso lo atraparon. Jaehyun no solo lo besaba; lo devoraba, explorando cada rincón de su boca con una mezcla de deseo y ternura que lo dejó sin aliento.
Sintiendo que sus piernas comenzaban a temblar, Doyoung intentó apartarse, pero Jaehyun lo sostuvo firmemente por la cintura, impidiendo cualquier intento de escape. Con un movimiento inesperado, lo giró y lo empujó suavemente contra la pared, intensificando el beso hasta que ambos comenzaron a respirar de forma entrecortada.
Jaehyun se separó apenas unos centímetros, con la respiración agitada y una mirada que revelaba que estaba disfrutando cada segundo de su desconcierto.
—¿Por qué haces esto? —susurró Doyoung, su voz temblorosa mientras trataba de recobrar el aliento.
—Porque quiero que dejes de fingir que no sientes nada —respondió Jaehyun, deslizando una mano hasta la nuca de Doyoung, acariciándolo suavemente mientras lo miraba con esa mezcla de dulzura y atrevimiento que tanto lo desarmaba.
Doyoung apartó la mirada, intentando ocultar el rubor en su rostro. No quería admitir cuánto le afectaba la cercanía de Jaehyun, pero su propio cuerpo lo traicionaba.
—Esto es una locura —murmuró, aunque su tono no era tan convincente como él habría querido.
Jaehyun sonrió, acercando sus labios al oído de Doyoung, susurrando con una voz que hacía que su piel se erizara.
—Entonces, déjate llevar... Aunque sea una vez.
Antes de que Doyoung pudiera procesar sus palabras, Jaehyun volvió a besarlo, esta vez con una desesperación contenida que lo envolvió por completo. Las manos de Jaehyun descendieron por su cintura, y Doyoung sintió cómo el calor de su cuerpo se intensificaba, como si todo a su alrededor hubiera desaparecido.
El beso continuó hasta que ambos se quedaron sin aliento, pero ninguno parecía dispuesto a separarse. Finalmente, Jaehyun se detuvo, dejando un último roce en sus labios antes de mirarlo directamente a los ojos.
—Te espero esta noche —dijo, con una sonrisa seductora—. Y no acepto un 'no' por respuesta.
Doyoung, sin poder ocultar su desconcierto, lo observó mientras se alejaba lentamente, dejándolo con una mezcla de frustración y deseo que no podía comprender del todo.
Mientras Jaehyun salía del establo, Doyoung se apoyó contra la pared, tratando de recuperar la compostura. Sabía que debería mantenerse firme, que ese hombre solo traería complicaciones, pero, por primera vez en su vida, no estaba seguro de querer resistirse.
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Pasión de un Gavilán (Jaedo)
Fanfiction"-¿Sabes montar? -Jaehyun le preguntó de repente, inclinando la cabeza para captar su atención. Doyoung lo miró, confundido. -Sí, claro -respondió, sin entender a dónde iba con la pregunta."