Doyoung trataba de concentrarse en sus tareas diarias, pero era imposible ignorar la presencia de Jaehyun que, al parecer, había hecho de la hacienda su nuevo lugar de residencia no oficial. No importaba la actividad que él intentara realizar en paz, Jaehyun encontraba la manera de aparecer, lanzando miradas significativas o frases en doble sentido que lo hacían sonrojar hasta las orejas.
A media mañana, mientras Doyoung organizaba algunas cajas en el granero, escuchó pasos tras de sí. Se volvió, y allí estaba Jaehyun, apoyado despreocupadamente en la puerta, con una mirada que hacía clara su intención de pasar mucho más que una simple visita.
—¿Planeas vigilarme todo el día? —dijo Doyoung, entrecerrando los ojos, aunque la sonrisa que amenazaba en sus labios lo traicionaba.
—Vine a ver si necesitas ayuda —respondió Jaehyun con una sonrisa inocente que no convencía a nadie.
Doyoung bufó y decidió ignorarlo, enfocándose en mover una de las cajas. Pero Jaehyun se acercó sin previo aviso y, en un movimiento rápido, tomó una de sus manos.
—¿Sabías que cuando te pones serio, te ves muy... atractivo? —murmuró Jaehyun, con una voz baja y cálida que hizo que a Doyoung se le erizara la piel.
—Déjate de tonterías —respondió Doyoung, tratando de liberarse, aunque sin mucha convicción.
Jaehyun aprovechó el instante y, antes de que Doyoung pudiera reaccionar, lo empujó suavemente contra la pared del granero. La sorpresa lo dejó sin palabras, y Jaehyun se inclinó, acercando sus labios a los de Doyoung con un toque de descaro que desbordaba deseo.
Doyoung trató de girarse, pero Jaehyun no le dejó espacio para escapar.
—Dime que no quieres esto, y me iré —le susurró Jaehyun, su voz apenas un suspiro.
Pero Doyoung no podía decir nada. La proximidad entre ambos, el calor que emanaba el cuerpo de Jaehyun y la forma en que sus manos lo mantenían firme, lo dejaron completamente vulnerable. Sin decir palabra, Jaehyun inclinó la cabeza y lo besó. Esta vez fue un beso profundo, lleno de un deseo que había estado conteniéndose durante semanas. Sus manos se deslizaron por la cintura de Doyoung, sosteniéndolo con firmeza, mientras lo atraía aún más cerca de su cuerpo.
El beso se volvió cada vez más intenso, cada vez más voraz. Doyoung apenas podía pensar; solo podía sentir cómo Jaehyun lo envolvía por completo. Se dejó llevar, aferrándose a su camisa y respondiendo al beso con una pasión que ni él mismo sabía que podía desatar.
Jaehyun, aprovechando la entrega de Doyoung, dejó que sus labios recorrieran el camino desde su boca hasta su cuello, dejando pequeños besos y mordiscos que lo hacían temblar. Finalmente, se detuvo y se apartó unos centímetros, respirando con dificultad y mirándolo directamente a los ojos, con una sonrisa de satisfacción y un brillo en la mirada que dejaba en claro que no se arrepentía de nada.
Doyoung, aún recuperándose del momento, trató de componer su expresión, pero el sonrojo en sus mejillas lo delataba. Empujó a Jaehyun ligeramente, intentando recuperar el control de la situación.
—Estás jugando con fuego, Jaehyun.
—Es un riesgo que estoy dispuesto a correr... siempre y cuando tú estés conmigo —le respondió Jaehyun, lanzándole esa sonrisa que lograba desarmarlo cada vez.
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Pasión de un Gavilán (Jaedo)
Fanfic"-¿Sabes montar? -Jaehyun le preguntó de repente, inclinando la cabeza para captar su atención. Doyoung lo miró, confundido. -Sí, claro -respondió, sin entender a dónde iba con la pregunta."