5. 𑁍

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A la mañana siguiente, Doyoung despertó con la suave luz del amanecer filtrándose por las rendijas del establo. A su lado, Jaehyun dormía plácidamente, una mano apoyada en su pecho y una expresión de calma en el rostro que pocas veces le había visto. Sin querer despertarlo, Doyoung intentó moverse, pero Jaehyun reaccionó al instante, entreabriendo los ojos y lanzándole una sonrisa soñolienta.

—¿Escapando tan pronto? —bromeó, su voz ronca aún por el sueño.

Doyoung sintió el rubor en sus mejillas y trató de apartarse, pero Jaehyun no lo dejó. Lo atrajo hacia él, sosteniéndolo con firmeza, y antes de que Doyoung pudiera protestar, le plantó un beso rápido en los labios.

—¿Qué tal si me dejas respirar? —dijo Doyoung, aunque la sonrisa en sus labios delataba su disfrute.

—¿Y perder la oportunidad de verte así? —Jaehyun le guiñó un ojo, con ese tono coqueto y atrevido que lo caracterizaba—. No todos los días tengo a alguien tan... especial en mis brazos.

Doyoung intentó disimular su emoción, pero su sonrisa lo traicionó. Después de un último abrazo, ambos se separaron y se dispusieron a salir, sabiendo que cualquier mirada indiscreta podría convertir su encuentro en el chisme de la hacienda. Al llegar al borde de la colina que daba a la propiedad, Doyoung decidió detenerse.

—Oye, esto... lo de anoche... no significa que ya puedas tomarte libertades conmigo, ¿entiendes? —dijo, con una mezcla de inseguridad y firmeza.

Jaehyun rio suavemente, divertido por la aparente dureza en su voz.

—¿Libertades? ¿Te refieres a esto? —En un movimiento inesperado, Jaehyun lo sujetó de la cintura y lo besó con intensidad, con ese tipo de pasión que dejaba a Doyoung sin aliento y sin palabras.

Doyoung se apartó con un pequeño empujón, tratando de recuperar el control de la situación y su propio corazón acelerado.

—Jaehyun, esto es serio. No quiero que pienses que... —empezó a decir, pero Jaehyun lo interrumpió, poniéndole un dedo sobre los labios.

—Doyoung, sé que todo esto te asusta, pero quiero que sepas algo: no estoy jugando contigo. Desde el momento en que te vi, supe que no serías como los demás. Y sé que te cuesta confiar en mí, pero te prometo que no voy a irme a ninguna parte —le dijo Jaehyun con una expresión que destilaba sinceridad, sus ojos clavados en los de él.

Doyoung sintió que sus defensas se tambaleaban. A pesar de todas sus reservas, las palabras de Jaehyun parecían tener un efecto que lo desarmaba completamente. Con un suspiro resignado, asintió lentamente, y Jaehyun le dedicó una sonrisa que parecía iluminarlo todo.

—Bien, ya que estamos de acuerdo, ¿qué tal si me das otro beso? Uno que dure un poco más —bromeó Jaehyun, guiñándole un ojo.

Doyoung se rió a pesar de sí mismo, y aunque rodó los ojos, permitió que Jaehyun lo tomara de la mano y le robara otro beso apasionado antes de regresar a la casa, cada uno por su lado, con un acuerdo tácito de mantener su relación en secreto... por ahora.

Esa tarde, Doyoung estaba en la cocina de la hacienda, organizando las provisiones, cuando escuchó la voz familiar de Jaehyun en la entrada

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Esa tarde, Doyoung estaba en la cocina de la hacienda, organizando las provisiones, cuando escuchó la voz familiar de Jaehyun en la entrada. Se volvió, sorprendido de verlo tan pronto, y Jaehyun le dedicó una sonrisa amplia, como si la noche anterior no hubiera sido suficiente para él.

—¿Ya me extrañabas? —le dijo Jaehyun, apoyándose en el marco de la puerta y cruzándose de brazos, lanzándole una mirada descarada que parecía buscar provocar alguna reacción.

Doyoung, tratando de mantener la compostura, suspiró y le dio la espalda, fingiendo desinterés mientras continuaba con su trabajo.

—¿Qué quieres, Jaehyun? Tengo cosas que hacer, no todos tenemos tiempo para perder —respondió con un tono serio, aunque su corazón latía con fuerza solo por sentir su presencia.

Jaehyun se acercó sigilosamente, y antes de que Doyoung pudiera reaccionar, lo tomó por la cintura y lo giró hacia él, atrapándolo una vez más entre sus brazos. Esta vez, Doyoung no pudo ocultar la sorpresa en su mirada, y Jaehyun aprovechó ese momento de desconcierto para acercarse a su oído.

—Quiero verte sonreír —le susurró—, quiero verte sonrojado y, sobre todo, quiero que admitas que te mueres por mí.

Doyoung abrió la boca para protestar, pero Jaehyun no le dio tiempo. Lo besó, esta vez con una mezcla de dulzura y atrevimiento, explorando cada rincón de sus labios. Doyoung se dejó llevar por un instante, olvidando todo lo que lo retenía, pero después de unos segundos, recuperó el control y lo empujó ligeramente, aunque una sonrisa delataba su falta de firmeza.

—Eres increíblemente terco, ¿lo sabías? —dijo Doyoung, con una mezcla de frustración y diversión.

Jaehyun le lanzó una mirada divertida, su sonrisa de suficiencia volviendo a aparecer.

—Tal vez, pero sé lo que quiero. Y lo que quiero... eres tú.

Antes de que Doyoung pudiera responder, Jaehyun se alejó con un guiño, dejándolo entre la confusión y el placer de la recién descubierta emoción. Sabía que tendría que poner límites, pero algo le decía que, con Jaehyun, esos límites no durarían demasiado tiempo.

Pasión de un Gavilán (Jaedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora