VI: La tragicomedia del omega

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Nota de autora: Sé que no tocaba actualización de First Class, pero hoy es mi cumpleaños y deseaba tanto este capítulo que quise hacerme este regalo a mí misma. Volveremos a la programación habitual luego de esto. ¡Disfrútenlo!

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1984
Quince años atrás

Eran pasadas más de las 23:00 cuando SeokJin dio un hondo suspiro mientras salía de la oficina. Estaba realmente agotado.

En lo único que podía pensar en ese momento, arrastrando los pies hasta el ascensor, era en llegar a casa y tirarse a la cama a dormir. Con su traje y todo, daba igual, sólo quería dormir.

Había estado en la oficina desde las ocho de la mañana, de reunión en reunión, terminando planos, atendiendo a los aprendices, yendo a más reuniones. Habían pasado tantas cosas que apenas había terminado todo a esas horas de la noche, cuando ya no había nadie en el edificio además de los guardias de seguridad. Menos mal al día siguiente tenía día libre.

Podría dormir todo el día.

Durmió de pie unos segundos en el ascensor para después caminar por el vestíbulo, despidiéndose del guardia. Si tenía suerte podría llegar a la parada de autobús y tomar el que le llevaría a su apartamento, el cual quedaba a media hora de la oficina en autobús y una hora y media a pie. Si quería darse prisa debía ir rápido.

Las calles se encontraban desoladas, con apenas uno que otro transeúnte por ahí. Su camino habitual se le estaba haciendo eterno por el cansancio y ante la lentitud de sus pasos sólo pudo imaginarse el autobús yéndose. Apenas vio un callejón que cortaba el camino y daba directo a la parada, consideró irse por ahí.

Total, si caminaba rápido, llegaría más fácil a la calle. Además, Corea era el país más seguro.

Decidido, cortó el camino cruzando por el callejón, el cual se encontraba oscuro y algo maloliente por unas bolsas de basura que se encontraban en un contenedor. Apretó su maletín en su mano y caminó a paso rápido. Cuando vio el final del callejón como la luz al final del túnel, sintió un alivio que fue momentáneo porque de repente una persona se puso en su camino.

—Hey, hey, hey, ¿Qué pasó, amigo? ¿Por qué tanta prisa?

Se quedó sin habla. No sabía si era causado por el susto, por la presencia del arma o por la persona en cuestión.

Por la dulzura del aroma supo de inmediato que se trataba de un omega, pero no era uno cualquiera.

Era precioso.

Uh... Y-yo...

Shh, shh. Tranquilo, bonito. -apaciguó el omega sin dejar de apuntarle con el arma. Aquí no está pasando nada. Calma.

Era pálido, de baja estatura y de cabellos negros.

N-no me haga daño, por favor...

Y esos ojos felinos eran intimidantes. Aunque bueno, cómo no serlo, ¡Le estaba apuntando con un arma!

Calma. Aquí nadie saldrá herido. Pero si no quieres que te llene de plomo esa carita tan bonita que tienes, mejor vamos a cooperar, ¿Sí? Venga. Vamos aflojando todo, vas a ver que pronto se te quita el miedo.

Tragando saliva, SeokJin acató la orden, empezando primero por la cartera. El omega miraba los alrededores mientras seguía apuntando, viendo con ojos brillosos la cartera que apenas se la extendieron la tomó y la abrió, soltando un silbido al ver la cantidad de billetes y tarjetas de crédito.

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