VII: Una balanza de prioridades

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Hace dos años
1997

El comité de lactancia en el hospital estatal de Busan, había sido una iniciativa con fines benéficos para aquellas mujeres y omegas que tuvieran dificultades para lactar a sus cachorros, ya sea por condiciones de salud no muy estables, o dificultad para la extracción de la leche.

Ante esto, y con el fin de no dejar a los cachorros desamparados, el comité comenzó a trabajar desde 1986 en Busan hasta expandirse a nivel nacional, trabajando con distintos omegas, hombres y mujeres omegas que pudieran alimentar a los bebés. Algunos ya habían tenido experiencia con hijos, otros habían sido inducidos de forma segura a la lactancia a través de hormonas y otros más habían tenido un bebé de forma reciente y querían aprovechar su etapa de lactancia para ayudar a otros.

Jungkook llevaba trabajando allí cinco años.

Era su trabajo más estable a pesar de haber entrado con sólo veinte años. La paga era perfecta, pues el hospital le brindaba el tiquete del autobús ida y vuelta, algunos padres le podían dar bonificaciones dependiendo de la prolijidad de su trabajo y también le daban un tiquete para comer en el restaurante al frente del hospital, donde hacían unos maravillosos fideos. Además, le pagaban por día de la semana, por lo que siempre podía llevar dinero a casa.

El horario era a elegir. Podía trabajar toda la semana, un par de días, o sólo uno. Sin embargo, Jungkook prefería estar toda la semana ahí, lunes a sábado, pues entre más días, más dinero. Por ello, Jungkook no tardó en convertirse en un empleado modelo, adorado por los padres debido al trato que le daba a sus hijos y las atenciones a los omegas y mujeres que acababan de dar a luz.

Jungkook siempre llegaba con su uniforme color rosa y con una sonrisa amable en el rostro, saludando a médicos, enfermeras y personal de limpieza. Siempre llegaba con su mochila con sus libros de la universidad que el jefe Park le permitía llevar y se adentraba a su lugar favorito: El ala de pediatría.

Lo primero que se veía al entrar era el cambio del ambiente. Las paredes estaban pintadas con diferentes paisajes y colores, se podía escuchar una melodía de canciones infantiles y algunos doctores iban vestidos de payasos. Los niños se encontraban en compañía de sus familiares en sus habitaciones también decoradas, algunos por alguna fractura, otros por alguna gripe y otros por cosas más complejas. Jungkook siempre se tomaba el tiempo para contemplarlos mientras subía las escaleras rumbo a la sala de lactancia donde se encontraban los bebés, sala que también era todo un mundo.

Las paredes estaban pintadas de un color rosa y había varios pósters que alertaban sobre el cáncer de seno y otros que hablaban sobre la importancia de lactar a los bebés y hasta que edad era adecuado alimentarlos. Esa sala, a diferencia de la anterior, era silenciosa y relajante. Apenas llegó, entró a una habitación de depuración, donde se aplicaba inhibidores para quitar su aroma por algunas horas, le daban a tomar dos supresores y se lavaba las manos. Una vez salía de allí, llegaba a su respectivo cubículo, el cual era bastante espacioso para poder hacer sus cosas mientras alimentaba a los bebés. Sin embargo, esta vez era diferente.

Se le había asignado un bebé en específico desde hacía cuatro meses, un pequeño de nombre YuJun, cuya madre había tenido complicaciones en el parto, lo que había provocado que estuviera internada varios meses y que, para colmo, sintiera un terrible dolor al lactar, goteando sangre diluida en leche. Al ser ella y su esposo personas tan influyentes en la política, el jefe Park lo asignó a él como la nodriza personal de la pareja, recibiendo un pago mucho más alto.

Para su buena suerte, la pareja era amable y cálida, mostrándose agradecidos con él por cuidar al bebé mientras la madre se recuperaba. Además le daban muy buenas propinas y le hacían sentir querido.

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