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Una molestia menos para ti. El silencio de Tsukishima fue la excusa perfecta para librarte de él por este fin de semana. Tan rápido como pudiste, saliste del salón de clases, tenías una "cita" pendiente con tu chico favorito desde primer año. Al verlo esperarte en la salida, sentiste que salían corazones y flores de su alrededor, cursilerías que no te desagradaban. "¡Suna! No sabes lo eterna que se me hizo la clase. Ya quería verte" Dijiste sin pensarlo. Aunque Suna no era una persona muy demostrativa, era amable, no como cierta persona. Te mostro una sonrisita acompañada de un "eres una bonita, vamos a mi auto." ¿Acaso era el mejor día de tu vida? Para ti, lo era. En cambio, cierto rubiecito veía la escena con molestia. ¿No te importó el mensaje que envió antes de que lo bloquearas? ¿Lo leíste tan siquiera? Se cuestionaba eso. Para tu buena o mala suerte, no tenías idea de que había alcanzado a enviarte un último texto antes de bloquearlo.
Al llegar al auto de Suna, te abrió la puerta, te abrochó el cinturón y acomodó tu asiento. Sin duda, era el hombre perfecto para ti. En el camino estuviste revisando su playlist y juzgando su music taste. Cuando llegaron a la cafetería, todo aconteció muy lindo. Pidieron postres ricos y tuvieron una plática muy amena. Se quedaron ahí hasta que el local estaba por cerrar, de regreso al auto, se mantuvieron platicando y jugueteando. Era el momento ideal para decirle a Suna lo atractivo que te parecía y lo mucho que deseabas intentar algo con él. Había confianza y amistad de por medio, tenías seguridad.
"Suna ¿por qué eres tan guapo?" Preguntaste sin pena. Él te vio e hizo un pucherito chiquito de pena. Antes de que te respondiera, seguiste "¿Por qué eres tan chistoso? Siempre que estoy contigo no hago otra cosa que no sea morir de la risa. Me gusta mucho estar contigo, me molesta solo compartir una clase contigo. Realmente cambiaría a todos mis compañeros por ti." Rintarō se lo esperaba, pero es un bromista por naturaleza, entonces dijo "¿acaso es una confesión de amor?" Quería que tú se lo dijeras tal cual. "No seas tonto, Suna. Solo quiero tu escultural cuerpo." Dijiste rodando los ojos, esperando que se ría de tu bromita. Como si le hubieras dado bandera verde, te sorprendió dándote un piquito. Con gusto lo aceptaste, pero tú esperabas unas palabras lindas, también. Ese piquito fue solo el inicio de una sesión de besos calientes. Repito, estabas gustosa, pero no era lo que esperabas de ese bonito hombre.
De un momento a otro estabas con la espalda recargada sobre el claxon de su auto y tu pecho pegado junto al de él. Escupía sobre ti adulaciones sobre tu cuerpo. Solo sobre eso. No había cumplidos por lo buena que eras expresando tus sentimientos ni correspondencia a estos. Lo único que escuchabas era como decía lo perfecto que era tu cuerpo para él, como encajaba con el suyo. Estuvieron así por un buen rato hasta que, casi casi, te imploró tener piedad por él y ayudarlo con su entrepierna. Para ese momento, tú solo le seguías la corriente porque no querías perder esta oportunidad con tu amorcito desde primer año. No estabas excitada como pensabas que ibas a estarlo. En su lugar, estabas un poco triste porque querías que fuera algo tierno, no así, por lo menos no ahora. Ahora solo querías ir a casa y regañarte por declararte en su auto y no en un lugar público para evitar lo que estaba pasando.
Como si fueras la favorita de dios, unos diez minutos después, antes de adorar a Suna, una llamada te llegó.
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P☆rnstar - Tsukishima Kei
FanfictionTsukishima Kei cree que está alucinando cuando ve a su detestable, pero preciosa, compañerita en un sitio para adultos.