EPILOGO

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(Ocho meses después)

Miro a todos los enmascarados sentados frente al altar de la iglesia, hay como veinte, todos de diferentes edades, altos, fuertes, la mayoría son hombres, las que son mujeres visten de rojo y usan la misma mascara, aunque parece que tienen un lugar más especial del que pienso.

Johnny me dijo que dos de ellos son mis padres, pero que ellos no saben que yo lo sé, no les dijo, solo les mencionó que no pudo matarme, que hicimos otras cosas y que ahora somos pareja, lo cual les ha fascinado tanto como a los Hoggart. Bueno, a mi padre no le gusta tanto la idea, Johnny pasa mucho más tiempo en casa así que las galletas desaparecen aún más y mi padre es muy receloso con sus galletas.

Pero no puedo creerlo, todo este tiempo fui su títere, he vivido con mis padres toda la vida, siendo hija única y nunca se me hubiera ocurrido que son asesinos, que fue mi madre la que metió a mi padre en esto porque el abuelo también era parte de esto, aunque la abuela nunca perteneció y nunca supo.

Mis padres nunca me lo dijeron, nunca me lo contaron, al menos hubieran comentado la parte de mis abuelos, hubiera sido divertido escucharlo, preguntar, pero tendría sentido, eso solo guiaría a que quisiera saber más sobre sus pasados.

Ahora los miro sentados, Axe esta frente a ellos, escuchan hablar a otro de los enmascarados. Todos los chicos están sentados a la derecha, en la segunda fila, mirando al hombre que habla de pie al lado izquierdo. Asumo que los mayores se ponen en la izquierda y los menores en la derecha, solo así todos pueden diferenciarse ya que no se deben ver las caras reales a menos que los elijan. Mi madre, por ejemplo, se le apareció a Johnny y le dio el hacha y las órdenes. Debía asesinar a alguien y demostrar que es capaz o sino lo asesinarían a él.

Pero mi Johnny-looney sabe hacer bien las cosas.

Hace todo bien.

Por ejemplo, nadie aquí presente sabe que yo estoy escondida detrás del muro, donde Johnny me ha metido para que vea que es lo que hacen. Dijo que sería un secreto entre nosotros, podría venir a ver y escuchar siempre que nadie se enterara. Hay libertad de acceder a las catacumbas y a la iglesia, pero estas reuniones son hechas a las cinco de la mañana, solo que hoy es a las seis de la tarde debido a la fiesta de graduación.

Se levantan todos juntos, me quedo quieta esperando a que se saquen las máscaras, pero no lo hacen. El hombre que hablaba se calla, Axe apunta a las cosas que deben hacer, unos levantan la mano y hablan sobre lo que hicieron y otros acuerdan a quienes podrían elegir para que sean los próximos Axe's. En ningún momento se quitan la máscara, los nervios me pican tanto como la curiosidad, quiero saber, quiero verlos a todos.

Ni siquiera Johnny sabe quiénes se esconden detrás de las máscaras. El Axe en jefe solo conoce a los suyos, así como Johnny conoce a sus amigos. En mamá debe haber sido igual, tenía su grupo de amigos que deben ser los que siempre hablan, y ella era la jefe, pero seguramente no conocía al grupo del abuelo.

¡Laudatur Ax! —exclaman al unísono, casi puedo adivinar que Johnny quiere reírse de esto tanto como yo.

Apenas terminan, hacen un pacto, firman con sangre ajena en la pared y todos se van, dejando a Johnny solo. Aguardamos por un largo momento hasta que ya no escuchamos nada y él se apresura a abrir el muro, me saca y me rio apoyando mis manos en su pecho, contemplando el traje negro que se ha puesto para esta noche. Acomodo su corbata del color de mi vestido y limpio un poco sus hombros.

Lo miro a la cara, porta la máscara con más grietas. Dice que se le cae a menudo, pensé que era por algo mítico, pero solo es Johnny siendo torpe. Lo bueno es que ya no es tan aterrador, me resulta sexi, y creo que ambos lo sabemos, aunque, aun me haga llorar cada vez que me persigue con la máscara puesta.

—¿Estás lista? —pregunta quitándose la máscara —. Vamos a esa estúpida fiesta.

—Es nuestra graduación, Johnny... Aunque quería ser la reina del baile.

—¿Por qué no me dijiste? Yo lo soluciono, bebé.

Atraigo su rostro para besarlo, el piercing en su lengua me roza la lengua y cierro los ojos saboreando la exploración de sabor. Me aparto contemplando la oscuridad en sus ojos y le coloco la máscara de nuevo, asegurándome de que se vea bien.

—Ve a matarla. Hazme la reina, amor.

—Como digas, bebé.

FIN

Kill me or kill me not?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora