31 de octubre
Contemplo el cuchillo en mi mano, lo deslizo de mano en mano sintiendo su delgadez y como el filo se inclina hacia mi piel. Me abre ligeramente un poco de la piel de mano y maldigo por el ardor, pero en cuanto veo el cuchillo con mi sangre, me resulta fascinante pensar en cómo tendré a Axe del mismo modo, con tanta sangre suya, como la que puso en mi habitación para hacerme sufrir.
Lo envuelvo en una tela fina para evitar el corte. Al interior de mi mochila, lo escondo, dejándole un espacio junto a mi botella de agua. Cierro mi mochila y me la subo a los hombros poniéndome el sombrero del primer disfraz del día porque en Glusk Ridge celebramos Halloween las veinticuatro horas del día, es hasta que el cuerpo caiga en coma.
Bajo corriendo las escaleras ante la bocina del auto de Johnny, tomo la bolsa de papel de mi desayuno de la isla de la cocina. Mis padres se fueron muy temprano, hoy es su gran fiesta, pero siempre me han dejado el desayuno en una bolsa para comer de camino a la escuela. Cuando era niña, comía en el autobús. Desde que Johnny sacó la licencia, me dedico a ensuciar su auto.
Pero no llego a la sala de mi casa, mi desayuno en mis manos cae al piso dejándome oír el termo. El aire en mi pecho corre de mi alma, todo se evapora, de pronto estoy en una jaula, viendo la puerta alejarse cada vez mas de mi porque hay alguien de pie, viendo a una de mis fotografías de cuando era niña.
Hace la cabeza de lado y la sujeta en su mano antes de girarla para que vea a la pared. Trago duro repasándolo, necesito verlo, no va a hacerlo ahora. Vino a darme una señal, vino a dejarme en claro que esta noche se va a encargar de mí y que tengo que pensar en cómo voy a correr. Vino aquí para dejarme en claro que va a buscarme y a encontrarme porque ha visto todos los folletos, noticias y periódicos en Glusk Ridge. Ha venido porque su show se ha terminado y no quedan más mascaras suyas para jugar.
Inclina la cabeza hacia un lado tomando otra fotografía, sus manos están cubiertas por los mismos guantes de cuero. La mano derecha toma la fotografía y la izquierda que yace hacia mí, sostiene el hacha bañada en sangre, esta goteando en la alfombra donde noto un coagulo de sangre inmenso.
Usa una sudadera negra con un dibujo indescifrable, parecen cientos de cruces góticas. Sus pantalones son deportivos, hechos en algodón, de color negro y lucen nuevos, dejando ver el perfil de una prominente erección. Trago duro bajando más hasta las mismas botas, manchadas en sangre y en tierra, estuvo en mi jardín.
Dejo de escuchar la bocina de Johnny, aguardo a que venga por mí, pero un auto avanza como si nada. Un auto de color rojo, ese auto no es de Johnny, el auto de Johnny es negro con unas calcomanías viejas. ¿Dónde esta Johnny? Mierda.
Coloco mi mochila en una de las bancas de la isla, la abro lentamente, pero Axe gira la cabeza hacia mí y la máscara se ve peor que nunca. Agrietada en todas partes, tiene un agujero en la frente y está un poco quebrada. La mancha de sangre en su mejilla derecha es tan grande que noto la capucha goteando hacia su hombro, las gotitas rebotan en su pecho.
—Una buena bruja, Emma —habla alzando un puño cerrado hacia mi —, nunca usa un sombrero. Nunca.
Trago duro dando un paso atrás, tomo el cuchillo de mi mochila sin importarme que se dé cuenta. Lo desenvuelvo y lo apunto hacia él.
—Una buena bruja, Emma —repite de forma mecánica, moviendo su cabeza de un modo aterrador, de lado a lado —, no muestras sus pechos de ese modo.
Da un paso hacia mí, relamo mis labios, nerviosa. No debería estar usando un top tan escotado, las tetas se me van a salir en cuanto empiece a correr, pero me veía fenomenal en el espejo, aunque debí optar por usar un brasier. ¡Mierda!
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Kill me or kill me not?
TerrorTERMINADO. En el lejano y otoñal pueblo de Glusk Ridge, una oscura tradición revive cada Halloween: un asesino enmascarado emerge de las sombras, desatando el terror entre los pecadores de la comunidad. Cada año, la policía intenta reanudar la búsqu...