IX

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" Los días de un monarca"

" Los días de un monarca"

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Un nuevo dia llenaba de bendiciones a la tierra de Britania, y con ella responsabilidades que no se podían evitar, aún más si se trataba de los soberanos de las hadas quienes también eran los anfitriones de las demás razas que estaban de invitadas en el lugar. 

Además de eso, Gloxinia albergaba ambiciosos planes para ese día, cuyo primer paso consistía en localizar a un enigmático demonio.

Se deslizó fuera de la cama con la suavidad de una nube, evitando cualquier ruido que pudiera perturbar el sueño de su amada. Antes de alejarse, inclinó la cabeza y depositó un beso suave y cálido en su frente. Con un gesto delicado, hizo aparecer un tulipán recién cortado, de un rojo intenso que contrastaba con la blancura de las sábanas, y lo colocó junto a ella, como un mensaje de amor silencioso.

— Te amo... — susurro al aire con la esperanza de que en medio de sus sueños ella lo escuchara.

Hizo su rutina mañanera y se fue a donde habitaban temporalmente la pareja más reconocida del bosque.

Al acercarse, la inquietud se apoderó de él. Había oído hablar del ritual humano y, si bien le parecía una hermosa tradición, la unión que se forjaría era un vínculo sagrado, eterno. La idea de unirse a Cyra para siempre lo llenaba de una emoción tan profunda como la reverencia que sentía por ella.

Soltando el aire retenido, llamó con suavidad a la puerta, esperando con impaciencia que le atendieran. Unos segundos después, Elizabeth apareció enmarcada en la puerta. — Hola, Gloxinia. Buenos días.

— Hola, Elizabeth. Igualmente. Dime, ¿están muy ocupados? Hay algo importante que quisiera discutir con ustedes. —El rey la miró con una sonrisa nerviosa, jugueteando con sus dedos.

— Claro que no, pasa. — Elizabeth se hizo a un lado, invitándolo a entrar con un gesto amable.

Al cruzar el umbral, Gloxinia se vio envuelto en una atmósfera cálida y acogedora. El aroma a té recién hecho y pan horneado llenaba la habitación, creando un ambiente hogareño que le resultaba reconfortante. Le agradaba ver a sus amigos tan felices y relajados, disfrutando de esta nueva etapa de su relación.

—¿Gloxinia?, escuchó preguntar a Meliodas desde la mesa donde desayunaba. —¿Pero qué agradable sorpresa! ¿Ya desayunaste? —cuestionó amablemente, señalando la comida sobre la mesa.

—No es necesario, pero gracias. De hecho, quería hablar con ustedes sobre algo, si me lo permiten —pidió, mirando al demonio con atención.

—Claro, toma asiento... —Meliodas aceptó, intrigado. Esto era algo nuevo. Elizabeth dejó una taza de té frente al rey hada y se sentó junto a su pareja. —¿Y bien? ¿Qué necesitas?

Fairy Harem [Nanatsu no Taizai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora