Fairy Harem [Nanatsu no Taizai]

VIII

" ¿Quien forja su destino?"

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— A-ahh Cyra... 

— Ya te vas a venir — susurró en su oído más como una afirmación, que como pregunta.

Habían sido días bastante estresantes, sobre todo para Cyra. La reciente llegada de su hermana, a quien todos habían tratado como una deidad desde la infancia, estaba resultando ser todo un desafío. Acostumbrada a ser el centro de atención y a que se le complaciera en todo, la nueva integrante de Stigma esperaba un trato similar. 

Cyra, en cambio, había crecido bajo la tutela de su hermano Meliodas, quien le había enseñado a valorar la humildad y el respeto mutuo. Aunque también había sido princesa, nunca había esperado ser tratada de manera especial, sino simplemente con la consideración que merecía cualquier gobernante.

Lo peor era que la arrastraba a ese molesto velo de superioridad que ella no compartía, ostentando su título como si fuera un escudo que las hiciera invencibles. A Cyra le repugnaba ser vista como un mero adorno, mientras su hermana parecía flotar en una nube de vanidad.

Constantemente tenía que soportar sus regaños, en los que insistía en que todo lo que ella hacía estaba mal. Fue entonces cuando su pareja intervino:

" —Soy el rey de las hadas, y mis tareas diarias son muy exigentes. Cyra, desde antes de ser mi pareja, se ofreció a ayudarme, algo que agradezco enormemente. Pero si no puedes entender las demandas de ser soberano, ¿cómo esperas ser una buena reina?.." 

Pero pareció tener el efecto contrario cuando Kyra se le pegaba como una lapa al rey hada, ansiosa por 'aprender' a gobernar. Cyra, sin embargo, sentía cada vez más irritación ante esa actitud tan empalagosa.

Hoy, la gota que colmó el vaso fue la descarada aparición de Kyra en la reunión vespertina. Vestida de forma provocativa y acurrucándose junto a Gloxinia, parecía estar buscando deliberadamente llamar la atención. Cyra, que llegó tarde por atender asuntos urgentes en los cultivos, no pudo evitar sentir una punzada de celos al ver aquella escena.

Era evidente que su novio procuraba mantener una relación cordial pero distante con su hermana, marcando límites claros. Sin embargo, a su hermana parecía no bastarle ni la cortesía ni el respeto.

Así que a ella tampoco le importaría hacerle una mamada a su novio en medio del bosque a plena luz del dia.

— Vamos amor, dámelo todo ~ — dijo son un a voz suplicante bombeando su miembro con su mano mientras jugaba con la punta usando su lengua.

Gloxinia era consciente de los celos de su pareja, al principio eran hasta halagadores, lo hacían sentir deseado y único. Sin embargo, nunca imaginó que esa intensidad crecería tanto, llevándola a una situación límite.