Estúpidos sentimientos

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Lo cierto es, Babe es adicto a su cuerpo, embonan tan bien que se complementan uno al otro, pero hay algo que últimamente ha notado en su amante de turno que le disgusta enormemente; la manera en la que lo mira, sabe que Charlie jamás le diría mentiras y si le pregunta le dirá lo que él ya sospecha, que se ha enamorado de Babe.

Eso le hacía enfurecer sobremanera, ¿Porqué simplemente no podía darle lo que quería de el y ya? ¡Pero no!, ese perro tenía que enamorarse y meter estúpidos sentimientos a su pasatiempo favorito.

¡Ah! El éxtasis que sentía al tener el enorme miembro de Charlie en sus entrañas era incomparable, solo por eso aguantaba sus tontas miradas de perro suplicante, le encantaba la fuerza con la que lo tomaba y el se concentraba en marcarlo y morderlo sin preocuparse si le hace daño o no, Charlie sabía que si quería continuar con eso que tenían debía cumplir hasta el más mínimo capricho de Babe.

Se acercó a el con la intención de protegerlo, no tenía otro interés pero, al verlo por primera vez, el flechazo del amor a primera vista inundó su corazón, lo amó desde el primer momento en que lo vió, así que cuando le ofreció ese trato en el que tendrían sexo a cambio del auto sintió que tocó el cielo; esa era su oportunidad de enamorar al corredor número 1.

Había pasado ya un año aproximadamente y las cosas entre ambos seguían iguales, pareciera que entre más y más se enamoraba de Babe este se portaba más cruel con él.

- Por favor P'Babe, tengamos una cita, no hemos salido nunca a una.

Le miró con sus tiernos ojos de cachorro, suplicante mientras tomaba su brazo con dulzura.

Por otro lado, Babe lo miro como si fuera la cosa más repugnante del mundo y se soltó de manera ruda de su agarre.

- Por quinta vez, ¡No!, ¿De qué forma te tengo que decir las cosas para que entiendas? No somos novios, solo es sexo, ¿Para qué otra cosa me podría servir alguien como tú?

Lo decía en un tono que denotaba fastidio y hartazgo, le salía tan natural y sutil y eso hacia que le doliera mucho más de lo que debería.

-Entiendo... entonces iré a preparar la cena

Un silencio incómodo se sentó en su interior, para él Babe era tan perfecto y hermoso como inalcanzable, le dolía de sobre manera la forma en la que lo trataba pero, aunque quisiera no lo podría ya dejar, su amor por el superaba su dignidad.

Cuando Charlie terminó de cocinar Babe se sentó a la mesa en silencio, mirándole con desagrado.

Lo odiaba, odiaba la forma en la que lo miraba, como si fuera su mundo entero, odiaba las atenciones que tenía hacia él, como que luego de cocinar le sirviera asegurándose de que comiera adecuadamente, ¡Por un demonio! Es su acostón nada más, no su madre, mientras comía estaba como siempre, serio y pensativo, fastidiado de esa presencia a su lado que no sabe en qué momento se instaló en su hogar.

- ....Entonces Alan me dijo que me iba dejar conducir un auto algún día, ¡Estoy muy feliz! Ah, P' espera, tienes algo de salsa en la cara.

Se levantó y acercó a el para limpiar su mejilla con la servilleta de forma suave y cuidadosa, al terminar recibió un manotazo de parte del corredor, el cual le miro con repulsión y no pudo soportar más este comportamiento tan empalagoso a sus ojos.

- Bueno, ¿A ti qué carajo te pasa? ¿Porque eres tan jodidamente encimoso? ¿No puedes solamente concentrarte en darme lo que necesito y ya? ¿Cuantas veces tengo que repetirlo?, SOLO SEXO CHARLIE, NADA MAS, no necesito una puta niñera.

Se puso de mil colores ante la respuesta de Babe, sin embargo, optó por ser sincero ante el, quizá, si le decía sus sentimientos Babe podría entenderlo.

- P' Es que...esto no es solo sexo para mí, Babe yo te a...

- Largo de mi casa, desaparece de aquí y vuelve solo cuando te lo pida.

Al escuchar esto Charlie solo pudo tomar sus manos mirándole suplicante.

- Lo siento Babe, no lo volveré a decir nunca más, por favor no me eches

Cualquiera que viera a Charlie en este momento sentiría una inmensa ternura, pero no Babe quien se divertía viendolo sufrir y rogar por su atención, eso le excitaba y le inflaba el ego haciéndolo sentir inalcanzable.

- Si vuelvo a escuchar tu mierda del amor otra vez te echaré sin tus cosas, he perdido el apetito, vuelve cuando termines de recoger, hoy tengo ganas.

Sin más se levantó de la mesa y azotó la puerta de su habitación.

Diablos...Babe se pasa de mala gente verdad?

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