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˖♡~Ororonxkinich~♡˖
Era una linda noche de verano, una noche perfecta para una fiesta: no había nubes, la luz de la luna brillaba con fuerza y el aire era fresco. Todos se estaban divirtiendo. Todos, excepto Kinich. Verás, Kinich no era del tipo de persona que organiza fiestas y se emborracha, pero su amigo sí, y como era viernes, Mualani decidió invitar a todos sus amigos y al resto de la tribu de La Gente de la Primavera a una fiesta improvisada en las aguas termales.
Como había hecho un trato con Mualani la última vez que ella necesitaba ayuda con algo, asistir a la fiesta era su parte del trato, y él no es el tipo de persona que rompe promesas. Pero ahora que está sentado solo junto a la mesa de ponche de frutas, Ajaw se ha ido de su lado para ir a bailar y beber con la multitud, no puede evitar sentirse solo.
Bueno, no exactamente solo; hay otra persona sentada junto a la mesa, no muy lejos de él. Es alto y, sorprendentemente, no lleva traje de baño como Kinich. La capucha que cubre la mayor parte de su cabeza le da un aspecto aterrador, pero su rostro expresa lo contrario. Tampoco parece el tipo de persona a la que le gusta la fiesta, y parece más bien... triste, casi como un cachorro perdido.
“Debería hablar con él, parece deprimido solo”, pensó Kinich. Y así, decidido, caminó hacia el otro tipo.
“¿Quieres compañía?”, le preguntó, “parece que necesitas a alguien con quien hablar”.
El otro hombre se estremeció, un poco sorprendido por la presencia de Kinich.
—Sí, no me importaría. Kinich, ¿verdad? —preguntó.
“Sí, y tú eres…”
“Ororon. De los Maestros del Viento Nocturno”.
“Ah, sí, Mualani te mencionó un poco cuando hizo las invitaciones”.
—Ustedes dos parecen muy buenos amigos, debes tener mucha suerte de tener una amiga como ella —comentó Ororon, pensativo.
"Qué suerte", pensó Kinich. Sí, tenía mucha suerte de tener amigos como Kachina y Mualani. Eran como una segunda familia para él... bueno, más bien como la primera desde que su madre se fue y su padre falleció. Además, no le caía muy bien a nadie en su tribu, excepto al jefe y los niños, así que eso le hacía valorar aún más su amistad.
