Capitulo 1

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Después de semanas manteniendo su relación en secreto, Helena finalmente decidió que ya era hora de mostrar al mundo su romance con Josué. La brisa de la mañana parecía alentarla mientras caminaba por el campus, entre risas y miradas curiosas. Agarrada de la mano de Josué, sus miradas desafiantes transmitían un mensaje claro: estaban juntos y no les importaba lo que dijeran los demás.

—Mira, ahí viene la reina de las perras —susurró Samuel a Farid, ambos sentados en una de las mesas del comedor, disfrutando del espectáculo.

—Sí, y parece que trae consigo al pobre príncipe —respondió Farid, con una sonrisa irónica.

Josué, que había estado escuchando, no pudo evitar sentirse incómodo. Sabía que la relación con Helena era complicada, pero lo que no esperaba era que ella decidiera hacer su romance público de esta forma. Al llegar a la mesa, Helena se plantó frente a ellos con una sonrisa deslumbrante.

—¿Tienen algún problema con mi relación, chicos? —preguntó, desafiando a Samuel y Farid con su mirada.

—No, solo que no creíamos que tuvieras el valor de sacarlo a la luz —respondió Samuel, sin poder evitar la provocación.

Helena sonrió aún más, sin inmutarse ante su comentario.

—¿Y qué? ¿Es que tengo que pedir permiso para ser feliz? —su tono se tornó desafiante—. Si quieren hablar de mí, háganlo. Pero no pienso quedarme callada. Es hora de que se enteren de lo que soy capaz.

Mientras tanto, Saiha observaba desde la distancia, sintiendo una mezcla de admiración y envidia. La valentía de Helena la intrigaba, y su reciente amistad había comenzado a cambiarla. Desde que se hicieron más cercanas, Saiha había comenzado a salir de su caparazón. La influencia de Helena la empujaba a experimentar más de lo que jamás había imaginado.

—No puedo creer que lo haya hecho —murmuró Saiha, acercándose a la mesa.

—Lo sé, ¿verdad? —respondió Farid, que se había girado para mirarla—. Parece que ha decidido ser la estrella del espectáculo.

A medida que los días pasaban, Helena y Saiha se volvían inseparables. Ambas se complementaban de formas inesperadas: mientras Helena era una tormenta de energía y desafíos, Saiha era un remanso de calma y reflexión. Pasaban horas hablando de todo, desde sus sueños hasta los dramas que ocurrían a su alrededor.

Sin embargo, la nueva dinámica no pasó desapercibida para Samuel. Su frustración aumentaba con cada momento que veía a Saiha cambiar, cada vez más segura de sí misma. Una tarde, después de clases, decidió confrontarla.

—Saiha, ¿qué te pasa? Estás diferente. Ahora que eres la mejor amiga de la "reina Helena", actúas como si fueras la gran cosa —dijo Samuel, cruzándose de brazos.

Saiha lo miró, confundida y herida.

—¿Tú crees que soy diferente solo porque tengo una amiga? —replicó, con la voz temblando de indignación—. Helena me hace sentir bien conmigo misma, mientras que tú solo me tratas como si fuera un chiste.

Samuel frunció el ceño, como si ella le hubiera dado un puñetazo en el estómago.

—Vaya, pero mírala, si hasta te defiendes ahora. ¿Acaso crees que puedes enfrentarme porque te ha puesto un poco de maquillaje? —se burló, sintiendo que sus palabras se volvían más hirientes.

Saiha respiró hondo, sintiendo la ira burbujear en su interior.

—No tienes ni idea de lo que he pasado —dijo, su voz más firme—. No tienes derecho a tratarme como si no valiera nada.

Entre Sombras y DesvelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora