Capitulo 7

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El día después de la caótica discusión con Valeria, Helena se encontró en un estado de ánimo inusualmente vulnerable. Había pasado toda la noche en vela, dándole vueltas a todo lo que había ocurrido, y se dio cuenta de que, a pesar de sus recientes enfrentamientos, Saiha era la única persona en quien podía confiar. No soportaba la idea de que su relación se desmoronara por culpa de alguien como Valeria.

Esa mañana, mientras caminaba por el campus, divisó a Saiha en uno de los pasillos, hablando con Farid. Saiha la miró de reojo, y ambos intercambiaron miradas tensas. Pero, antes de que Saiha pudiera girarse para evitar el encuentro, Helena se armó de valor y la alcanzó.

—¿Saiha? —llamó Helena, con un tono de voz más suave de lo usual, algo casi inaudito en ella.

Saiha la miró con un destello de sorpresa y luego esbozó una sonrisa irónica.

—¿Vienes a pelear de nuevo o qué? Porque si es así, ya me cansé —respondió Saiha con un tono áspero, aunque había una chispa de esperanza detrás de su mirada.

Helena suspiró, y por un instante, su orgullo se desmoronó.

—No, no vine a pelear. Vine a disculparme —dijo, mirando al suelo antes de encontrar la mirada de Saiha otra vez—. Me he dado cuenta de que he dejado que todo esto nos separe... y no puedo permitirlo. La verdad es que te necesito, Saiha. Eres como una hermana para mí.

Saiha parpadeó, sorprendida. Helena no solía ser tan abierta con sus sentimientos. Después de un momento de silencio, suspiró y extendió su mano hacia ella.

—Está bien, Helena. Supongo que yo también he sido algo injusta contigo. Me dejé llevar por la ira y el orgullo. Pero si seguimos así, no vamos a lograr nada más que hacernos daño nosotras mismas.

Ambas intercambiaron una mirada de comprensión y se abrazaron. Saiha suspiró, dejando atrás la tensión, y cuando se separaron, Farid, quien había observado la escena en silencio, sonrió y les hizo un gesto para que lo siguieran hacia la cafetería.

Una vez en la cafetería, se unieron a Samuel, que ya estaba allí, con su siempre irreverente y sarcástica actitud. Helena tomó asiento junto a Saiha, y por un momento, la atmósfera fue liviana. Parecía que, por fin, las cosas volvían a estar en paz.

—Vaya, las reinas del drama reconciliándose. Esto sí que es una primicia —bromeó Samuel, mirando a Helena y Saiha con una sonrisa burlona.

Helena le lanzó una mirada, fingiendo ofenderse.

—Ay, Samuel, ¿cuándo dejarás de ser tan insufrible? —respondió con una sonrisa irónica—. Aunque supongo que hoy te dejo pasar.

Farid se rió, relajando aún más el ambiente.

—Bueno, chicas, ¿y ahora cuál es el plan? ¿Van a dominar la universidad juntas otra vez o han pensado en tomarse un descanso de tanta toxicidad? —preguntó, divertido.

Helena lo miró con un destello de malicia en sus ojos.

—¿Descanso? ¿Y perderme la oportunidad de ver la cara de Valeria cada vez que me vea? Ni pensarlo. No voy a dejar que ella piense que ganó algo aquí. Esa "pick me" de tres al cuarto no sabe con quién se metió —replicó Helena, y todos rieron.

Pero entonces, el ambiente se tensó al ver que Josué se acercaba. Helena se quedó en silencio, con el rostro endurecido. Farid y Samuel intercambiaron una mirada, conscientes de la situación.Josué se detuvo junto a la mesa, claramente nervioso, y miró a Helena, intentando leer alguna señal en su expresión. 

Ella mantuvo una mirada fría y distante, dejando claro que no tenía intención de hacer las paces.

—Helena, ¿podemos hablar? —preguntó Josué, con una voz que mostraba una mezcla de arrepentimiento y preocupación.

Entre Sombras y DesvelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora