Capitulo 5

7 1 0
                                    

Helena entró en los pasillos de la universidad, su presencia captando de inmediato la atención de todos los presentes. Su vestido rojo, ceñido al cuerpo, resaltaba cada curva de su figura, mientras sus tacones resonaban en el suelo de mármol con una autoridad que no podía ignorarse. Llevaba el pelo suelto, cayendo en ondas perfectas, y en una mano sostenía un cigarrillo encendido, desafiando las normas y dejando un rastro de humo mientras caminaba.En un rincón del pasillo, Valeria y su grupo de amigas la observaban con miradas de desprecio, aunque era evidente que en sus ojos brillaba una mezcla de envidia y resentimiento. Valeria, con una sonrisa burlona, susurró algo a sus amigas, quienes soltaron risas fingidas, lo suficientemente fuertes para que Helena las escuchara.

—Mírala —dijo Valeria en voz alta, sin molestarse en disimular—, tan desesperada por llamar la atención que se viste como si fuera a una fiesta barata. Seguro está buscando a alguien que la saque de su miseria, porque ni con Josué a su lado logra mantener una pizca de dignidad.

Helena, que había escuchado perfectamente el comentario, se detuvo en seco. Dio una última calada a su cigarrillo, exhalando el humo lentamente, antes de aplastarlo bajo su tacón sin apartar la vista de Valeria. Giró sobre sus talones y caminó hacia ella con una sonrisa fría en el rostro.

—¿Me estabas hablando a mí, Valeria? —preguntó Helena con un tono tan afilado como una cuchilla—. O acaso crees que tus comentarios de segunda mano me afectan en lo más mínimo. Porque, cariño, eres tan básica y predecible que tu opinión me da exactamente lo mismo.

Valeria, claramente molesta, entrecerró los ojos y levantó la barbilla en un intento de mostrarse desafiante.

—No me afecta lo que diga alguien como tú, Helena —respondió con desprecio—. Eres solo un chiste ambulante en esta universidad. ¿De verdad crees que alguien te respeta? Todo el mundo sabe que eres una... —hizo una pausa, buscando la palabra adecuada para lastimarla— vergüenza. Nadie te quiere cerca.

Helena soltó una risa sarcástica, avanzando un paso más cerca de Valeria hasta acorralarla contra la pared. La multitud de estudiantes alrededor observaba el espectáculo con atención, algunos grabando con sus teléfonos mientras los murmullos crecían.

—Ay, Valeria, ¿de verdad crees que eres algo en esta universidad? —preguntó Helena, con voz casi dulce—. Porque, cariño, déjame decirte algo. A diferencia de ti, yo no tengo que mendigar la atención de nadie. No soy la sombra de nadie. Tú solo eres una pick me que se arrastra detrás de cualquier idiota que le presta un poco de atención. Qué vergüenza, en serio.

Valeria, cada vez más furiosa, intentó replicar, pero las palabras se le atoraron en la garganta al ver la expresión desafiante de Helena. Sin embargo, en lugar de quedarse callada, lanzó un comentario que esperaba que la lastimara.

—Al menos yo no soy una vergüenza que todo el mundo mira con pena. Josué está conmigo ahora, ¿y sabes por qué? Porque tú nunca fuiste suficiente para él. Por eso se cansó de ti.

Helena soltó una carcajada, como si las palabras de Valeria no la afectaran en lo más mínimo. Se acercó un poco más, bajando la voz pero manteniendo el tono venenoso.

—¿De verdad te crees especial, Valeria? —preguntó con una sonrisa irónica—. Porque eres tan tonta que no te das cuenta de que Josué solo está contigo porque eres fácil de manipular. Eres la típica segunda opción, la chica que se conforma con las sobras de los demás. Qué patético. 

Valeria palideció ante el comentario, claramente afectada, pero intentó mantener la compostura. A su alrededor, algunos de sus amigos comenzaban a murmurar, intercambiando miradas de sorpresa ante la intensidad del intercambio. 

Entre Sombras y DesvelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora