El pasado de nova

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Nova se sentó en su habitación, mirando una antigua foto de ella y su hermano, Axel. La foto mostraba a Axel sonriendo y abrazándola, con una moto detrás de ellos. Nova sonrió al recordar aquellos momentos.

Recuerdos del pasado volvieron a su mente. Axel, su hermano mayor, siempre había estado allí para ella. Después de la muerte de sus padres, Axel se convirtió en su guardián y mentor.

—Nova, debes aprender a defenderse —le dijo Axel un día, cuando ella tenía solo 12 años—. El mundo puede ser un lugar peligroso.

Nova asintió, ansiosa por aprender. Axel la llevó a un gimnasio abandonado en la zona, donde le enseñó artes marciales y boxeo.

—No te rindas nunca —le decía Axel—. Eres fuerte. Tienes que creer en ti misma.

Nova se convirtió en una experta en combate, gracias a Axel. Aprendió a defenderse y a atacar con precisión. Axel le enseñó a mantener la calma en situaciones de estrés y a pensar con claridad.

Pero Axel no solo le enseñó a pelear. También le enseñó a manejar motos.

—Esta es tu libertad —le dijo Axel, cuando le regaló su primera moto—. Recuerda siempre que eres libre.

Nova se sintió viva cuando conducía, el viento en su cabello y la adrenalina en sus venas. Axel la acompañaba en sus paseos, enseñándole a manejar en carreteras sinuosas y a controlar la velocidad.

Pero la felicidad no duró mucho. Un día, Axel desapareció sin dejar rastro. Nova se sintió abandonada y sola.

—¿Por qué te fuiste? —le preguntaba Nova a la foto de Axel.

No obtuvo respuesta.

Sin embargo, no se rindió. Usó las habilidades que Axel le enseñó para sobrevivir en las calles. Aprendió a defenderse y a luchar por lo que quería.

Y ahora, estaba aquí, lista para enfrentar a Ross en la pista.

Nova sonrió, recordando las palabras de Axel.

—No te rindas nunca.

No lo haría.

Se puso de pie, mirando la foto de Axel por última vez. Sabía que él estaría orgulloso de ella.

—Gracias, Axel —dijo—. Estoy

Nova se ganaba la vida de carreras ilegales y peleas. Era lo que le apasionaba y lo que le daba

Nova se subió a su moto, ajustando su casco y mirando hacia la pista.

—Hoy es el día —se dijo a sí misma—. Voy a ganar este campeonato.

La carrera comenzó, y Nova se lanzó al frente, su moto rugiendo como un animal salvaje.

Pero mientras conducía, Nova no podía sacar de su mente la imagen de Axel.

—¿Dónde estás? —le preguntaba a la foto de Axel en su mente.

De repente, Nova sintió una sensación extraña.

Como si Axel estuviera allí, con ella.

Nova se concentró en la carrera, pero la sensación persistió.

Cuando cruzó la línea de meta, Nova supo que había ganado.

Pero no fue solo la emoción de la victoria lo que la invadió.

Fue la sensación de que Axel estaba orgulloso de ella.

Nova se bajó de su moto, sonriendo.

—Lo hice, Axel —dijo—. Lo hice por ti.

Y en ese momento, Nova supo que encontraría a Axel.

No importaba dónde estuviera.

No importaba qué hubiera pasado.

Nova encontraría a su hermano.

Y cuando lo hiciera, le diría:

—Gracias por creer en mí.

—Gracias por hacerme fuerte.

Entre las sombras se podía ver a Ross él estaba tan obsesionado por saber de dónde salió la chica que tanto odia y tanto quiere ver sangrar.

Peleas infernales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora