XIII

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La mañana se filtraba tímidamente entre las cortinas pesadas, acariciando el rostro de Jin con un rayo cálido que lo despertó suavemente.

Su cuerpo aún sentía el peso del agotamiento, pero había algo en el aire, un aroma familiar y reconfortante, almizcle suave y madera, con un toque de lavanda.

Namjoon.

Aún con la mirada adormilada, lo vio allí, de pie junto a la cama, observándolo en silencio.

El castaño se sentó lentamente a su lado, y él no pudo evitar estremecerse cuando su alfa tomó su mano, trazando círculos suaves con el pulgar sobre su piel.

— SeokJin... — susurró, con una voz profunda que resonó en su pecho, como el eco de una verdad inconfesable — Hay algo que necesito entender. — Hizo una pausa, su mirada buscando la suya, vulnerable pero determinada — Quiero saber por qué confiaste en Ji Hoo para pedir el Baekseong-soo. ¿Por qué a él y no a mí?

Su corazón dio un vuelo.

Sabía que la pregunta era inevitable, pero, aun así, el dolor que sentía al escucharla lo dejó sin palabras al principio.

Tragó saliva, desviando la mirada mientras sus manos se enredaban en las sábanas, buscando un ancla en el mar de su inseguridad.

— Nam, ya... ya te lo había dicho — respondió en un susurro — No quería engañarte. — Su voz temblaba con la misma fragilidad con la que él mismo se sentía— Se cuánto deseas esto, y yo... yo no estaba seguro de que pudiera soportarlo si fallaba, otra vez. Pensé que, si tú lo supieras, ya no me querrías... — Su voz se quebró, como una rama a punto de ceder bajo el peso de la nieve.

El alfa se inclinó más cerca, sin dejar de mirarlo, y le tomó el rostro con ambas manos.

Sus ojos brillaban con una mezcla de dolor y amor que le desgarraba el alma.

— ¿Y qué te hizo pensar que podría hacer eso, Jin? — su voz se quebró apenas, y sus ojos reflejaban una devoción que iba más allá de cualquier deseo de tener un hijo — Te amo, Jin. ¿Puedes entender eso? Quiero estar aquí contigo, en todo, en lo bueno y en lo malo. Claro que quiero hijos... pero más te quiero a ti. Siempre he sido tu alfa, y quiero que seas mi omega, completo, con todo lo que eso implica.

Cerró los ojos, sintiendo la calidez de las manos de su esposo en sus mejillas, el olor reconfortante de su pareja envolviéndolo, calmando las dudas, aunque solo fuera por un instante.

En ese momento, se dio cuenta de que sus miedos habían creado una distancia entre ellos, una distancia que ni siquiera su vínculo de pareja había podido superar.

—Lo siento. De verdad... lo siento. — murmuró, su voz temblorosa mientras apretaba la mano de del alfa, buscando una seguridad que había temido demasiado pedir — Siempre me siento tan... tan tonto, como si nunca pudiera darte lo que realmente necesitas. No quería que vieras esa parte de mí, la parte que falla...

El castaño acarició sus mejillas con ternura, sus manos fuertes y cálidas, y lo atrajo hacia él, envolviéndolo en un abrazo que habló más que cualquier palabra.

En ese momento, sintió como si su propio corazón palpitara en armonía con el contrario, ambos latiendo con el mismo ritmo, como si sus almas se entrelazaran en un lenguaje mudo.

— Jin, mírame. — el alfa aflojó el abrazo y se inclinó para mirarlo a los ojos, su rostro tan cerca que podía ver las pequeñas líneas de preocupación en su frente, los ojos oscuros llenos de amor y anhelo — Si hay algo que quiero, es que confíes en mí, que te apoyes en mí como yo lo hago en ti. No quiero que lleves estas cosas solo.

Moonchild [Namjin]Where stories live. Discover now