La sala de reuniones estaba envuelta en un silencio opresivo, tan pesado que parecía filtrarse en sus huesos.
La luz de la tarde se colaba por las ventanas altas, creando sombras anguladas que alargaban las figuras de los ancianos del consejo, sentados con la mirada fija y desaprobatoria en él.
Desde la cabecera de la mesa, podía sentir cómo sus ojos lo juzgaban, deslizándose sobre él con frialdad.
Cada movimiento, cada respiración era cuidadosamente evaluada, como si los ancianos esperaran descubrir una grieta en su determinación.
Ajustó su postura, manteniendo la espalda recta y la mandíbula apretada, aunque dentro de él, una mezcla de tensión y decepción le quemaba el pecho.
Hacía mucho que no sentía el rechazo de su propia manada de una manera tan directa.
Pero no podía permitir que esas emociones lo debilitaran; no ahora.
Su deber era proteger a su omega, incluso si eso significaba convertirse en blanco de las críticas de aquellos que, alguna vez, le habían mostrado respeto.
Uno de los ancianos carraspeó, rompiendo el silencio con un sonido rasposo que hizo eco en la sala.
Lo reconoció como el miembro de mayor antigüedad del consejo, sus cabellos plateados y ojos oscuros lo miraban con una mezcla de reproche y autoridad.
— ¿Así trata a su propia madre, lider? — su voz era baja y grave, cargada de un reproche casi tangible —Y todo... todo por proteger a un omega que ni siquiera puede darle primogénitos.
Las palabras lo golpearon como un puñetazo, y sintió un nudo formarse en su pecho.
Apretó la mandíbula, esforzándose para mantener la compostura.
Pero la referencia a su esposo y los problemas que han tenido con su hijo era un golpe bajo, una herida que esos ancianos sabían que dolería.
Respiró hondo, dejando que el aire le llenara los pulmones y despejara el peso en su pecho.
Sabía que sus decisiones estaban causando estragos en la percepción que la manada tenía de él, pero su lealtad hacia Jin era absoluta.
No iba a permitir que esos hombres lo hicieran tambalear.
Con una calma deliberada, habló, cada palabra como una declaración firme e inquebrantable.
— Mi madre está a salvo en el norte — dijo, su voz fría pero controlada, dejando que el tono resonara en la sala — Tan lejos de aquí como era necesario. Su actitud estaba afectando a la manada, y lo mejor era mantenerla al margen un tiempo. En cuanto a mi omega... él es mi esposo. Mi deber es protegerlo y apoyarlo. Si no pueden entender eso, entonces, quizás, son ustedes los que no comprenden lo que significa un vínculo de pareja.
Las palabras quedaron suspendidas en el aire.
Los ancianos intercambiaron miradas, y uno de ellos chasqueó la lengua, emitiendo un suspiro frustrado.
Este anciano tenía el rostro lleno de arrugas, como si cada línea en su piel fuera un recordatorio de los años de sacrificio que había dedicado a la manada.
Sus ojos, oscurecidos, se clavaron en él con una intensidad gélida.
— ¿Y el vínculo con tu manada? — preguntó, con una mirada que parecía atravesarlo — ¿Dónde queda tu compromiso hacia los nuestros, hacia las generaciones que te entregaron este puesto? Los lazos familiares y la lealtad a la manada siempre han sido nuestra prioridad. Mandar lejos a tu propia madre... Es un acto egoísta. Nos avergüenzas.
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Moonchild [Namjin]
FanfictionEn un mundo donde los secretos serpentean entre las sombras y la verdad se oculta tras el resplandor de la luna, el nacimiento de un niño albino desata una serie de eventos que desafían la supervivencia de una manada. Los padres, envueltos en la an...