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Al llegar a la base, ambos estaban exhaustos, pero siguieron el protocolo de informar a Pain sobre su misión antes de retirarse. Sakura intentaba disimular el cansancio y los leves efectos del veneno que aún sentía en el cuerpo, pero Sasori lo notó, observándola con esa mirada penetrante y analítica que lo caracterizaba.

Justo cuando se disponía a irse hacia su habitación, Sasori la detuvo, extendiéndole una pequeña caja.

—Para ti —dijo, su tono de voz neutral, aunque sus ojos parecían esconder un toque de significado.

Sakura, extrañada, tomó la caja , levanto la tela de sus ojos y la abrió con curiosidad. Dentro había un anillo delicado, adornado con un pequeño jade de un color profundo, que brillaba con un tono similar al de sus propios ojo con el jutsu especial. Ella se quedó sin palabras, mirando el anillo y luego a Sasori, sorprendida de que él hubiera pensado en algo tan personal.

—¿Sasori...? —murmuró, sin saber exactamente qué decir.

—Es para que recuerdes lo que has aprendido y hasta dónde has llegado. Ese jade es resistente, como deberías ser tú. —Su tono seguía siendo seco, pero había una calidez oculta en sus palabras que hizo que Sakura sonriera.

—Gracias, Sasori. De verdad... no me esperaba esto —dijo ella, conmovida.

Sasori asintió levemente, sin más palabras, y antes de retirarse, hizo una pausa y la miró una última vez, permitiendo una leve sonrisa en sus labios.

—Asegúrate de no perderlo, Ningyõ —Y con eso, Sasori se dio la vuelta y se alejó por el pasillo hacia su habitación.

Sakura se quedó en silencio unos segundos, sintiendo cómo el corazón le latía un poco más rápido de lo habitual. Acarició el anillo en su dedo y dejó escapar una sonrisa. Aunque Sasori no lo expresara abiertamente, aquel pequeño jade era un símbolo de la extraña pero fuerte conexión que habían construido.

Cuando Sakura se retiraba hacia su habitación, Tobi y Deidara la interceptaron en el pasillo. Tobi, con su entusiasmo habitual, fijó la mirada en su mano y notó el anillo reluciente.

—¡Oh, Sakura-chan! Ese anillo es muy bonito —exclamó, fingiendo sorpresa—. ¿Acaso Sasori-senpai te lo regaló? ¿Es su forma de pedirte matrimonio?

Deidara soltó una carcajada, uniéndose a la broma con una sonrisa burlona.

—Vaya, vaya... No pensé que Sasori tuviera ese lado tan romántico, yeah. Sakura, nunca imaginé que acabarías así de... ¿cercana a él?

Sakura rodó los ojos, acostumbrada ya a sus comentarios, pero no pudo evitar sonrojarse un poco. Sin embargo, decidió no darles el gusto de verla incómoda.

—Ya basta, Tobi, Deidara. No tiene nada que ver con eso. Es solo un símbolo de respeto —dijo con tono firme, aunque con una pequeña sonrisa que no pudo evitar.

—Claro, claro —replicó Deidara, alzando las cejas de forma irónica—. Solo un símbolo de respeto, ¿no? No es como si Sasori fuera conocido por dar regalos a cualquiera.

Sakura suspiró y los dejó atrás, dirigiéndose finalmente a su habitación. Cerró la puerta, y ya sola, miró el anillo en su dedo nuevamente. A pesar de las bromas, sabía que aquel anillo representaba algo especial en su relación con Sasori, algo que ni siquiera las bromas de los demás podían desvirtuar.

Nᴇᴡ ᴅᴏʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora