Nᴇᴡ ᴅᴏʟʟ

13

Al día siguiente, Sakura se levantó temprano. Colocó la cinta en sus ojos, ajustó su capa y el anillo brilló con la luz tenue de la habitación. Sus pensamientos aún rondaban las palabras de Sasori y los sentimientos que comenzaban a aflorar en su interior.

Al salir de su habitación, se encontró con Sasori esperándola en el pasillo.

—¿Lista? —preguntó, con ese tono tranquilo que siempre usaba con ella.

—Siempre —respondió, tratando de sonar segura.

Antes de que pudieran avanzar, Pain los llamó nuevamente a la sala principal. Esta vez, el ambiente era más tenso. Estaban todos reunidos: Itachi, Kisame, Deidara, Hidan, Kakuzu, Konan y Tobi.

Pain observó a cada uno con intensidad antes de hablar.

—Nuestra próxima misión será decisiva. Sakura y Sasori, viajarán nuevamente. Pero esta vez, su objetivo es infiltrarse en la Nación del Hierro. Hay información valiosa que debemos obtener de los samuráis.

Sakura notó cómo Itachi la miraba por un momento, como si evaluara su reacción. Sasori, sin embargo, asintió con calma.

—Entendido —dijo Sasori, girándose hacia Sakura—. Será un viaje peligroso, pero lo manejaremos.

Pain continuó explicando los detalles, pero Sakura apenas escuchaba. Su mente estaba llena de preguntas. ¿Por qué Pain los enviaba nuevamente? ¿Qué tan importante era esta información?

Tras la reunión, Sakura y Sasori comenzaron a prepararse para el viaje. Mientras recogían provisiones, Sasori notó la expresión distante de Sakura.

—¿Qué te preocupa? —preguntó, deteniéndose frente a ella.

Sakura negó con la cabeza, aunque sus pensamientos eran un torbellino.

—Solo... me pregunto por qué siempre nos envían a nosotros.

Sasori cruzó los brazos, su rostro permanecía inescrutable.

—Tal vez porque confían en nosotros. O tal vez porque saben que somos los únicos capaces de manejar estas misiones.

Esa respuesta le dio cierta paz a Sakura. Sasori siempre parecía tener una perspectiva clara, algo que ella admiraba más de lo que quería admitir.

Al caer la noche, partieron hacia la Nación del Hierro. La nieve comenzó a caer a medida que avanzaban, creando un paisaje blanco y silencioso.

—Hace frío —murmuró Sakura, ajustándose la capa.

Sasori, que caminaba junto a ella, soltó un suspiro.

—Es típico en esta región. Acostúmbrate ningyõ.

Mientras caminaban, Sakura no pudo evitar notar la tranquilidad entre ellos. Aunque había peligro en cada esquina, con Sasori siempre sentía una extraña sensación de seguridad.

Finalmente, hicieron una pausa para descansar. Sasori se sentó en silencio, revisando un pergamino que llevaba consigo, mientras Sakura observaba el anillo en su dedo.

—Sasori...

—¿Qué pasa? —preguntó él, sin levantar la vista del pergamino.