¿Era egoísta?
Pensar en su hermano muerto le provocaba sentimientos encontrados. Por un lado, aquella idea le causaba pánico y pesar.
Pero, por otro lado, Tania sabía que se sentiría aliviada si él llegara a tomar esa decisión.
Era algo que realmente esperaba.
Nadie podía negar el amor que sentía por su hermano mayor. Sin embargo, el cansancio ya le estaba pasando factura.
Cuanto más tiempo pasaba a su lado, más deseaba que su final llegara. Pero, al mismo tiempo, no se imaginaba una vida lejos de él.
Lo odiaba tanto... y, a la vez, sabía que le era imposible dejar de velar por su bienestar.
-Mamá sólo está preocupada.
Alfredo negó con la cabeza.
Le dio la espalda, estableciendo un límite entre los dos.
-Es una egoísta. Debería recordarle que no ha sido feliz desde que murió papá.
Tania se sentó a su lado.
-No puedes hacer eso. No puedes juzgarla de esa manera.
-Claro que puedo. Cuando papá estaba vivo, ella solía darnos más cariño. Después de que murió, se volvió la amargada que nos crió.
-Debes comprenderla. No es lo mismo cuidar a dos niños siendo madre soltera que cuidarlos teniendo un esposo.
-Debería haberse adaptado.
-No puedes usar a mamá como tu chivo expiatorio. Es diferente. Cuando papá murió, ella ya era una mujer casada. Tú sólo tenías un año de relación.
Alfredo apretó la almohada. Lo siguiente lo dijo entre dientes:
-Vete de mi casa.
Tania lo miró anonadada.
-¿Perdón?
-Vete de mi casa.
El ego de Alfredo había sido golpeado una vez más, por una persona que había prometido cuidarlo.
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Aquellas voces...
HorrorElla no estaba viva...¿o sí? Carla nunca le haría daño, él lo sabía. Pero entonces, ¿por qué sentía su presencia acechándolo en cada rincón? Alfredo está convencido de que no dañó a Carla... pero las voces y la sombra que lo persigue dicen lo contra...