[2] Quiero ver a mamá

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Katsuki se adentro en la oficina de Izuku y miro al pequeño gatito que comenzó a correr por todo el lugar con Suki detrás riendo con diversión

—Puedo preguntar cómo lo haces?— se sentó al lado de Izuku y miro al animal de fuego, Izuku se giro para verlo y de su mano brotó otra llama, está bailoteo hasta que tomo la forma de una bailarina, la pequeña figura danzo dando vueltas y piruetas con gracia y elegancia hasta quedar cerca de Kats, se inclino y beso la mejilla del alfa antes de alejarse y transformarse en un osito de felpa parecido a uno que Katsuki le regaló cuando era pequeño

Katsuki estaba encantado con aquella demostración del don de Izuku, recordaba que cuando eran niños el peliverde se quejaba de que sus manos ardían y la fiebre solía subirse de pronto haciendo que se sintiera enfermo

—Papá contrato expertos en quien que me enseñaron poco a poco a controlarlo y comprenderlo, el fuego no solo es destrucción, también es vida, así entonces pude darle sentido, quema si yo lo deseo, es cálido si así lo quiero, una luz o el infierno— murmuró Izuku

—eres asombroso Izuku— murmuró Katsuki— gracias por cuidar de mi hijo, lo llevaré a mi oficina para que estés libre

—No te preocupes, por qué no haces tu papeleo y yo me quedo con él, no tengo nada que hacer— comento con cierta emoción de pasar más tiempo con él pequeño.

Katsuki asintió y fue a su oficina, poco después entro Izuku con Suki de la mano, se instalaron en el suelo de la habitación frente a la mesita de centro y comenzaron a jugar, Katsuki observaba a ambos que parecían llevarse muy bien.

Un par de horas más tarde su hijo dormia sobre el pecho de Izuku que también se había quedado dormido en el sofá de la oficina, se levantó de su asiento y se acercó a ellos.

Un leve pinchazo de nostalgia lo recorrió, Suki jamás había tenido un Omega en su vida y tenía miedo de que la presencia de Izuku lo hiciera depender de él, no le molestaba aquello pero no quería darle responsabilidades al Omega.

—Izuku?— movió con suavidad al Omega que apretó un poco a Suki antes de moverse un poco— Zuzu

—Si?— abrió los ojos lentamente dándose cuenta que se había quedado dormido— lo siento no me di cuenta que me dormí

—No te preocupes, vamos es hora de irnos— comento suavemente Katsuki sintiendo esas palabras correctas y deseando que no fueran la única vez que sean pronunciadas.

—Si, voy— se levantó con cuidado sosteniendo de forma experta a Suki que solo se acomodo mejor en los brazos de Izuku.

Cuando Katsuki lo sostuvo Suki abrió sus ojos asustado, miro a su papá y luego se giro buscando a Izuku, cuando lo vio detrás de ellos estiró sus manos en su dirección

Izuku se acercó y poso sus manos en los costados de Suki dejando un beso en lo alto de su cabeza, froto un poco su mejilla contra la del pequeño que ronroneo bajito al sentir el aroma del Omega, era suave y dulce, mantequilla con naranja, como las galletas que le gustaban comer.

—Nos veremos mañana corazoncito lo prometo— le murmuró Izuku.

Suki volvió a gimotear con angustia cuando Izuku se alejo una vez más, el peliverde no quería escuchar el llanto del pequeño, su Omega no deseaba sentir la angustia en el aroma del cachorro.

Fue a su oficina rápidamente y volvió con su mochila y su abrigo, coloco su bufanda alrededor de Suki y este se calmo al momento gracias al aroma de la prenda.

—Espero que no te moleste— le dijo a Katsuki

—No, para nada, muchas gracias Izuku— sonrió Katsuki quien sin pensarlo mucho se acercó al peliverde y dejo un beso en la mejilla de este— nos vemos mañana

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