Brielle
Me encontraba perdida en mis pensamientos mientras observaba el cielo nublado de Londres aquella mañana.
En cualquier momento comenzaría a llover y realmente quería estar envuelta entre mantas en mi cama, comiendo palomitas y viendo una serie de misterio.
Como si fuera poco, Tatum se encontraba enferma aquella mañana, así que estaba sola. Extrañaba a mi rubia. Necesitaba de su presencia para animarme en un día como aquél.
El timbre resonó en los corredores de la universidad y me terminé mi yogurt de fresas antes de avanzar entre los demás estudiantes hacia mi clase de literatura.
Cuando ocupé mi lugar el profesor Blackwell cruzó la puerta con su usual puntualidad. Cerró detrás suyo, dejándole en claro a cualquiera que no hubiera llegado aún que ni se molestara en tocar.
Esa mañana noté algo diferente. No me pareció extraño que su ceño se encontrara fruncido dándole una expresión como si algo le molestara, pero sí que su cabello se encontrara ligeramente revuelto. Qunque para nada le restara atractivo, era inusual ante su habitual pulcritud.
Parecía haber tenido una mala noche y no solo yo lo había notado, porque cuando comenzó a dictar la clase todos guardaron silencio y el ambiente se sintió denso. Literal, parecía que en cualquier momento una bomba estallaría.
No sabía que estaría entre mis manos.
Mientras el profesor explicaba cosas sobre el que sería nuestro próximo proyecto, mi móvil vibró con un mensaje.
Parece que alguien no tuvo una buena noche.
Era Asher.
Una pequeña sonrisa se trazó en mis labios y no tardé en teclear una respuesta.
¿Alguna vez la tuvo? Ese hombre necesita una buena taza de café.
O un polvo. Pensé.
Actúa como si sonreír un poco fuera a matarlo. Respondió él.
—Señorita Van der Wedden.
La pequeña sonrisa en mis labios se esfumó al alzar mi mirada y darme cuenta que la atención de la mayoría estaba sobre mí. Incluyendo la de un molesto Blackwell.
—¿Acaso mi clase le resulta aburrida o lo que lee en su móvil es más importante que lo que estoy comentando?
—No, profesor —negué de inmediato.
—¿No qué? —preguntó en un tono impaciente—. Si esos mensajes son tan importantes, lealos para toda la clase.
¿Acaso estábamos en primaria?
No había forma de que leyera esos mensajes en voz alta.
—No —me negué con firmeza.
Mis latidos se aceleraron al verlo subir los escalones en mi dirección.
¿Qué pensaba hacer? ¿Arrebatarme el móvil y leerlos él mismo?
—Su teléfono —extendió su mano.
¿Estaba de chiste?
El aire se cargó de tensión y la mayoría nos observaba expectantes.
—¿Para qué?
—Déjeme ver si es tan importante, de otro modo estará castigada.
¿Castigada? Ni siquiera mis padres me castigaban cuando era una niña, muchos menos profesores. Él no podía obligarme a eso bajo amenaza, ¿acaso estaba loco?
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Profesor Blackwell
RomanceLa llegada del nuevo profesor de literatura provoca revuelo en la prestigiosa Universidad Worthington. Dueño de una belleza oscura que atrae las miradas y despierta el interés de muchas estudiantes y hasta profesoras. Y de una reputación estricta y...