Era un día tranquilo en el Jujutsu Depot. La tarde ya comenzaba a caer, y la luz suave del sol entraba por las ventanas, creando un ambiente cálido y relajado. Itadori y Toge habían estado trabajando juntos en la organización de algunos materiales, y después de un rato, decidieron dar un pequeño paseo por los pasillos del depósito.
Itadori caminaba con su habitual energía, hablando de cosas sin importancia, mientras Toge lo observaba en silencio, con una expresión pensativa. Aunque no decía mucho, Toge sentía que cada minuto a su lado era un regalo. Estar cerca de Itadori le hacía el corazón latir más rápido, y aunque no podía expresarlo con palabras, había algo en su mirada que lo decía todo.
De repente, mientras Itadori avanzaba hacia el final de un pequeño tramo de escaleras, tropezó ligeramente con un escalón que no había visto. Por un instante, parecía que caería, pero antes de que pudiera hacerlo, Toge reaccionó con rapidez, extendiendo sus brazos y sujetando a Itadori firmemente.
—¡Cuidado! —exclamó Toge, con un tono que era una mezcla de preocupación y algo más.
Itadori, sorprendido, levantó la vista y vio a Toge sosteniéndolo, su expresión de alarma lentamente se suavizó en una sonrisa.
—¡Vaya, gracias, Toge! No sé qué haría sin ti —dijo, recuperando el equilibrio, aunque todavía algo atónito por el rápido movimiento de su amigo.
Toge, al sentir el peso de Itadori en sus brazos, experimentó una mezcla de emociones. Su corazón latía con fuerza, y no pudo evitar quedarse ahí por un momento, aún sosteniéndolo. Estar cerca de él, sentir su cuerpo tan cerca, era algo que Toge anhelaba más de lo que podía admitir.
(Pensamiento de Toge:) ¿Está esto real? ¿Lo estoy sosteniendo? ¿Él está tan cerca de mí? Mi corazón está a punto de estallar.
Itadori parecía ajeno a lo que sucedía en la mente de Toge, sonriendo con la misma naturalidad que siempre, pero esa cercanía provocó que Toge se quedara en silencio por unos segundos. Sin poder resistirse más, lo abrazó suavemente, envolviendo sus brazos alrededor de él. El abrazo no fue brusco, sino más bien una acción llena de afecto, como si Toge quisiera prolongar ese momento de estar tan cerca.
Itadori, inicialmente un poco sorprendido, se tensó al sentir los brazos de Toge rodeándolo. Sin embargo, al ver la mirada suave de su amigo, que no mostraba ninguna intención de hacerle daño, simplemente relajó su cuerpo y permitió que el abrazo durara un poco más.
—Toge... —murmuró Itadori, notando la tranquilidad en el aire. A veces, los silencios decían más que las palabras.
(Pensamiento de Toge:) Esto es perfecto. Quiero quedarme así para siempre. Tan cerca de él, tan... suyo. Nunca me he sentido tan feliz, tan completo.
El abrazo fue breve, pero para Toge fue suficiente para dejar una huella profunda en su corazón. Sabía que no podía quedarse así todo el tiempo, pero por un momento, todo parecía encajar. No le importaba que Itadori no supiera lo que sentía, lo único que le importaba era estar a su lado.
Cuando finalmente se separaron, Toge miró a Itadori con una suavidad en los ojos que solo él podía notar. Había algo en su expresión que decía todo lo que Toge nunca podría expresar con palabras.
—Gracias, Toge —dijo Itadori, con una sonrisa sincera. No tenía idea de lo que el abrazo realmente significaba para su amigo, pero lo apreciaba. En el fondo, no entendía completamente la magnitud de lo que sentía Toge, pero en ese momento, su corazón se sentía ligero.
(Pensamiento de Toge:) Te protegeré siempre. Estaré aquí para ti, siempre que lo necesites. No voy a dejar que nadie más te haga daño. Tú eres mío...
Toge no respondió con palabras, solo sonrió débilmente. Se alejó un paso, aunque su corazón seguía latiendo con fuerza, y luego volvió a caminar junto a él, sin decir nada más. Sabía que había hecho lo que sentía necesario, aunque no podía evitar desear más. Pero, por ahora, estar a su lado era suficiente.
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