Después del abrazo, los dos permanecieron en silencio por un momento, la atmósfera tranquila y cargada de emociones no expresadas. Toge sentía su corazón latiendo con fuerza, y aunque no quería ir demasiado rápido, no podía evitar el deseo de acercarse aún más a Itadori. Estar a su lado le hacía sentir algo que no sabía cómo describir, algo cálido, algo profundo.
Itadori, con una sonrisa relajada, lo miraba sin entender completamente lo que ocurría en la mente de Toge, pero sintió una conexión en ese instante. Algo en el aire se sentía diferente, como si algo hubiera cambiado, como si ambos estuvieran más cerca que nunca.
Toge, al ver esa sonrisa de Itadori, dio un paso hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de nervios y deseo. Por un momento, el mundo a su alrededor pareció desvanecerse.
-Itadori... -susurró Toge, casi sin poder creer lo que iba a hacer, pero sin poder detenerse.
Itadori no se apartó, solo observó a Toge, su corazón latiendo más rápido sin saber por qué. Fue entonces cuando, sin pensarlo, Toge acercó lentamente su rostro al de él, sus labios rozando suavemente los de Itadori en un beso delicado, lleno de una calma profunda. Fue un beso breve, casi tímido, pero cargado de significado, de todos esos sentimientos que Toge había guardado en silencio por tanto tiempo.
(Pensamiento de Toge:) Esto es lo que quiero, estar cerca de ti... Quiero que sepas lo que siento, aunque no pueda encontrar las palabras correctas.
El beso fue un suspiro, tan ligero y suave que parecía un sueño. Cuando se separaron, Toge miró a Itadori, con el corazón acelerado, esperando cualquier reacción.
Itadori se quedó en silencio por un segundo, procesando lo que había sucedido. Su rostro se sonrojó ligeramente, pero sonrió con una calidez genuina, como si hubiera comprendido algo más profundo en ese momento.
-Toge... -murmuró, con un tono suave, algo entre sorpresa y gratitud.
(Pensamiento de Toge:) No necesito que lo digas. Solo estar aquí, a tu lado, me basta.
Toge sonrió tímidamente, su rostro reflejando una mezcla de emoción y felicidad. A pesar de no tener respuestas claras, se sintió más cercano que nunca a Itadori, y eso era suficiente por ahora.
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