BUCKHoy me toca turno largo, y por primera vez llegué temprano. Entré a cambiarme y, después de hacerlo, me dirigí a la cocina, donde encontré a Eddie.
—Buenos días —lo saludé, mientras me sentaba con mi taza de café al lado de él.
—Buenos días. Llegaste temprano —me respondió, mirándome con una pequeña sonrisa.
—Sí, tú también.
—Yo siempre llego temprano.
—¿Más temprano que el capitán?
—Sip —dijo Eddie, dándole un sorbo a su taza, y yo lo imité.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, disfrutando del café y de la tranquilidad de la mañana antes de que comenzara el ajetreo del día. Estos momentos se habían vuelto parte de nuestra rutina, una especie de tradición no oficial. Me di cuenta de lo mucho que me gustaba estar a su lado, incluso en esos momentos de silencio.
—¿Estás listo para un turno largo? —me preguntó Eddie, mirándome de reojo.
—Siempre lo estoy, sobre todo si es contigo.
Eddie soltó una risa suave y negó con la cabeza.
—A veces pienso que solo vienes a estos turnos por el café.
—¿Y quién crees que lo prepara? —respondí, levantando una ceja.
—Bueno, si tú lo dices, tendré que agradecerte —dijo Eddie con una sonrisa cómplice.
En ese momento, Hen entró a la cocina, interrumpiendo nuestro pequeño momento.
—¡Oh, no interrumpan su cita! —bromeó, mientras se servía una taza de café.
—Cállate, Hen —respondió Eddie, rodando los ojos, aunque no pudo evitar sonreír.
Chimney apareció justo después, uniéndose a la broma.
—¿Ya les dijiste que les conseguiré una mesa para dos en mi restaurante favorito?
Solté una carcajada, pero sentí un pequeño cosquilleo en el estómago. Había algo en esas bromas que empezaba a sentirse diferente, como si tal vez todos estuvieran viendo algo que yo no me había permitido aceptar aún.
—Sí, sí, sigan con las bromas —respondí, tratando de mantener un tono ligero, aunque la mirada que intercambié con Eddie fue algo distinta, más profunda.
Antes de que pudiera decir algo más, sonó la alarma de la estación, señalando que era hora de salir a la primera llamada del día. Me levanté rápidamente y le di una palmadita en el hombro a Eddie.
—Vamos, compañero. Hora de salvar el día.
—Siempre contigo, Buck —me respondió, dándome una mirada de complicidad que me dejó pensando mientras nos dirigíamos al camión.
Ya en el camión, tomé mi asiento al frente, mientras Eddie se acomodaba detrás del volante. Es nuestra rutina, y aunque a veces nos intercambiamos, prefiero estar aquí, a su lado. Puedo observar cómo sus manos firmes sujetan el volante, cómo su mirada está concentrada en la carretera, pero siempre encuentra un segundo para mirarme y asentir con esa seguridad que me transmite cada vez.
—¿Qué tenemos hoy? —pregunté mientras revisaba la tableta con la información de la llamada.
—Incendio en un edificio residencial —respondió Eddie, echándome una rápida mirada—. Nada fuera de lo común, pero debemos ser rápidos. Hay niños atrapados en el tercer piso.
Mi corazón se aceleró. Sé que Eddie también está pensando lo mismo. Ambos tenemos una debilidad por las emergencias con niños. Tal vez porque Chris siempre está presente en nuestras mentes, o porque simplemente entendemos el miedo que esos padres están sintiendo ahora.
Llegamos al lugar, y la escena era un caos. Las llamas se alzaban desde el tercer piso, y el humo negro oscurecía el cielo. Hen y Chimney ya estaban listos con el equipo de respiración, y Bobby estaba dando instrucciones.
—Eddie, Buck, ustedes dos suban por la escalera del lado oeste. Hay reportes de al menos dos niños atrapados —ordenó Bobby.
—Entendido, capitán —respondí.
Eddie y yo intercambiamos una mirada. No necesitamos palabras para saber lo que tenemos que hacer. Nos pusimos las máscaras y comenzamos a subir por la escalera a toda velocidad.
El humo lo cubría todo, y el calor se sentía como si estuviera sofocando mis pensamientos, pero la presencia de Eddie a mi lado me daba la calma que necesitaba para seguir avanzando. Llegamos al tercer piso y escuché el llanto de los niños.
—¡Aquí! —grité, señalando una puerta entreabierta.
Eddie asintió y se dirigió a la puerta. Juntos, la abrimos y encontramos a dos niños acurrucados en una esquina, con los rostros llenos de miedo. Me agaché para que pudieran verme a los ojos y traté de calmarlos.
—Todo estará bien, chicos. Estamos aquí para sacarlos de aquí —les dije, mi voz amortiguada por la máscara.
Eddie se acercó y tomó a uno de los niños en brazos, mientras yo cargaba al otro. Salimos de la habitación, moviéndonos con rapidez hacia la escalera. Sentía el peso del pequeño en mis brazos, su respiración agitada contra mi pecho, y lo único en lo que podía pensar era en Chris. Si él estuviera aquí, me gustaría creer que alguien haría lo mismo por él.
Llegamos al exterior, y el aire fresco golpeó mi rostro cuando me quité la máscara. Los niños fueron llevados rápidamente hacia los paramédicos, y mientras los observaba irse, sentí una mano en mi hombro. Me giré y vi a Eddie.
—Lo hiciste bien, Buck —dijo, y sus palabras, tan simples, significaban todo para mí.
—Lo hicimos juntos —respondí, sonriéndole.
Había algo en su mirada, un brillo que no había visto antes, o tal vez siempre estuvo allí y yo nunca me di cuenta. Nos quedamos ahí por un momento, como si el mundo a nuestro alrededor se hubiera detenido.
—¡Hey! ¡Buck! ¡Eddie! —gritó Hen desde el camión—. ¿Van a quedarse ahí parados toda la noche o vienen a ayudarnos a recoger?
Nos miramos y nos reímos. El momento se rompió, pero algo quedó en el aire, algo que no estaba listo para desaparecer.
—Vamos, antes de que Hen nos regañe más —dije, dándole un empujón amistoso en el hombro.
—Sí, no quiero enfrentarme a su ira —bromeó Eddie.
Regresamos al camión, lado a lado, como siempre. Pero esta vez, mientras subíamos y nos acomodábamos en nuestros asientos, sentí que algo había cambiado entre nosotros. Tal vez era solo mi imaginación, o tal vez era el inicio de algo más. No estaba seguro, pero estaba dispuesto a averiguarlo.
PERDÓN POR NO ACTUALIZAR EATA DE CAMPAMENTO,PERO PROMETO POR LO MENOS SUBIR 1 CAPÍTULO MÁS,REPITO POR LO MENOS
PD:SALÍ MEJOR CAMPISTA 🥳🥳
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¿Fue casualidad? - BUDDIE[BUCK Y EDDIE]
FanfictionBuck y Eddie siempre han sido inseparables, dos amigos que, sin darse cuenta, se han vuelto el centro de la vida del otro. Pero a veces, la línea entre amistad y algo más puede ser muy fina. Pequeños momentos, miradas y malentendidos empiezan a entr...