Celos

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EDDIE

Después de un turno tranquilo y sin incidentes graves, Hen sugirió que fuéramos todos al bar para relajarnos un poco antes de volver a casa. No suelo aceptar este tipo de invitaciones, pero Buck me miró con esos ojos emocionados, y antes de darme cuenta ya estaba diciendo que sí.

—¡Vamos, Eddie! —me dijo Buck, dándome un pequeño golpe en el hombro—. Necesitas relajarte un poco.

Nos acomodamos en una mesa al fondo del bar. Chimney estaba contando una de sus historias exageradas, y Hen se reía a carcajadas, como siempre. Buck estaba sentado a mi lado, riéndose con esa alegría contagiosa que hace que todos se sientan bien. No puedo evitarlo, cuando él está feliz, yo también lo estoy.

—¡Oye, Buck! ¿Vas a la barra por otra ronda? —preguntó Hen.

—Claro, ¿alguien más quiere algo? —preguntó, levantándose de su asiento.

Vi cómo se dirigía hacia la barra, sonriendo y saludando a todos los que se cruzaba. No pude evitar seguirlo con la mirada. Estaba disfrutando del momento, y verlo así me hacía sentir bien. Pero entonces noté algo que me hizo tensarme.

Una mujer se le acercó. Era alta, con el cabello rubio y una sonrisa coqueta. Puso su mano en el brazo de Buck y se inclinó hacia él, claramente interesada. Buck sonrió, siempre amable, y comenzó a hablar con ella. Pero algo en su expresión cambió; parecía incómodo, como si no supiera cómo rechazarla sin ser grosero.

Mi pecho se apretó con una sensación conocida pero inesperada: celos. No puedo recordar la última vez que me sentí así. ¿Desde cuándo me afecta tanto ver a Buck con otra persona? Sentí una oleada de impulso que no pude controlar. Me levanté de la mesa y caminé hacia ellos.

—¿Todo bien por aquí? —pregunté, metiéndome entre Buck y la mujer, quien me miró sorprendida.

—Oh, hola... —dijo, frunciendo el ceño—. Estábamos solo charlando.

—Sí, claro —respondí, pero mi mirada estaba fija en Buck, quien me miraba con una mezcla de sorpresa y alivio.

—Eddie, no pasa nada —dijo Buck, colocando una mano en mi hombro, como si intentara calmarme.

—Lo sé —respondí, suavizando mi tono—. Es solo que te estábamos esperando. Hen quiere hacer un brindis.

La mujer nos miró por un momento, y luego soltó una risa incómoda.

—Bueno, parece que tus amigos te necesitan —dijo, antes de girarse y alejarse.

Cuando ella se fue, Buck soltó un suspiro y me miró con una sonrisa divertida.

—¿Qué fue eso? —preguntó, con una risa nerviosa—. ¿Estabas... celoso?

—No estaba celoso —respondí demasiado rápido, sabiendo que no sonaba convincente.

—Oh, claro que no. Solo viniste a salvarme de una conversación incómoda porque... ¿te preocupas por mí?

—Sí, exactamente —dije, intentando mantener mi tono serio, aunque sabía que Buck no se lo creía.

Buck me miró por un momento, y luego su expresión cambió. Se suavizó, y sus ojos mostraron algo que no había visto antes: una calidez que me hizo sentir expuesto. Fue solo un segundo, pero ese momento fue suficiente para hacerme dar cuenta de que tal vez, solo tal vez, estos sentimientos que he estado ignorando durante tanto tiempo significan más de lo que me atrevo a admitir.

—Gracias, Eddie —dijo finalmente, dándome una palmada en la espalda antes de regresar a la mesa.

Me quedé allí por un segundo más, viendo cómo se unía al resto del equipo. Sentí como si algo hubiera cambiado entre nosotros. Algo que no puedo ignorar más.

Volvimos a la mesa, y a pesar de la sonrisa en mi cara, mi mente no dejaba de dar vueltas a lo que acababa de pasar. No quería aceptar lo que significaba mi reacción, pero no puedo negar lo que sentí al ver a esa mujer coqueteando con Buck. Ese impulso de interponerme, de proteger lo que tengo con él, fue instintivo. Como si temiera perder algo mucho más importante de lo que me atrevo a admitir.

—¿Todo bien, Eddie? —preguntó Hen, dándome un pequeño codazo y sonriendo con complicidad.

—Sí, claro —respondí, tratando de sonar casual—. Solo fui a ver qué estaba pasando.

—Ah, claro, "ver qué estaba pasando" —dijo Chimney, haciendo comillas con los dedos mientras los demás reían.

Buck me lanzó una mirada, su sonrisa juguetona, pero en sus ojos había algo más. Era casi como si estuviera esperando que yo dijera algo, como si quisiera que aclarara lo que había sucedido. Pero no pude. No ahí, no con todos mirándonos y bromeando.

—Bueno, mejor brindemos antes de que nos cierren el bar —interrumpió Bobby, levantando su vaso—. Por otro turno sin incidentes y por tener la mejor familia aquí mismo.

Levantamos nuestros vasos y brindamos. Sentí el peso de la mirada de Buck sobre mí, y por un momento nuestros ojos se encontraron. Esa conexión que siempre he sentido con él estaba más fuerte que nunca. Como si hubiera algo no dicho, una conversación pendiente que ninguno de los dos se atrevía a comenzar.

—¿Y qué pasó con la rubia? —preguntó Chimney, dándole un codazo a Buck—. Parecía interesada.

—Nada, solo hablamos un segundo —respondió Buck, encogiéndose de hombros.

—¿Hablaron? ¿O Eddie la espantó? —bromeó Hen, mirando a ambos con una sonrisa maliciosa.

Buck soltó una risa, pero no respondió. Solo me miró, con esa sonrisa ladeada que me vuelve loco y una expresión que decía más de lo que cualquier palabra podría.

—No espanté a nadie —dije, tratando de sonar relajado—. Solo quería que volviera a la mesa.

—Claro, Eddie, lo que tú digas —dijo Hen, levantando las manos en señal de rendición, pero todos seguían riéndose.

El resto de la noche pasó rápido, entre risas y chistes, pero esa sensación en mi pecho no desapareció. Cada vez que veía a Buck reír, me recordaba por qué me importa tanto. No es solo porque sea mi mejor amigo, es porque en algún momento, sin darme cuenta, se ha convertido en mucho más que eso.

Al final de la noche, fuimos los últimos en salir del bar. Buck y yo caminamos juntos hacia nuestros autos, disfrutando del aire fresco y del silencio de la calle.

—¿Eddie? —dijo Buck, rompiendo el silencio mientras nos deteníamos junto a mi camioneta.

—¿Sí?

—Gracias por lo de hoy. Fue... inesperado, pero gracias.

—No fue nada —respondí, encogiéndome de hombros—. Sabes que siempre te cuido.

—Lo sé —dijo, y su voz sonaba más suave, más cercana—. Pero hoy fue diferente, ¿verdad?

No podía mentirle, no a él. Pero tampoco estaba listo para decirle todo lo que pasaba por mi mente.

—Sí, tal vez lo fue —admití.

Buck dio un paso más cerca, tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo. Me miró a los ojos, y por un segundo pensé que iba a decir algo, que iba a cruzar esa línea que ambos hemos estado bordeando desde hace tiempo. Pero en lugar de eso, solo sonrió y me dio un suave golpe en el hombro.

—Nos vemos mañana, Eddie.

—Nos vemos, Buck.

Lo vi alejarse hacia su auto, y me quedé allí un momento más, solo, bajo la luz tenue de la calle, dándome cuenta de que esta noche había cambiado algo. No puedo seguir ignorando lo que siento. Quizás es hora de enfrentarme a ello, de enfrentarme a nosotros.

¿Fue casualidad? - BUDDIE[BUCK Y EDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora