Capítulo 11: Entre carreras y corazones

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La noche había sido un éxito. Gala no dejaba de pensar en la forma en que Karime le había devuelto cada mirada, cada sonrisa, sin ceder del todo. Aquella mujer tenía un poder que le era completamente desconocido, y el hecho de que la retara con su actitud tan directa la tenía atrapada en un desafío que iba mucho más allá de las pistas.

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Días después...

El rugido de los motores llenaba el aire en el circuito de la ciudad de México , donde Gala esperaba el inicio de su siguiente gran carrera. El equipo de mecánicos se apresuraba a ajustar los últimos detalles de su monoplaza, mientras ella repasaba mentalmente cada curva y estrategia. Pero por más que intentara enfocarse, una imagen persistente ocupaba su mente: la sonrisa divertida de Karime la noche de su cita.

El recuerdo de esa noche, de la conexión que había sentido y del reto lanzado por Karime, la llenaba de determinación. "Si ella quiere que la sorprenda," pensó Gala, "se lo mostraré en mi mejor elemento."

En el paddock, minutos antes de la carrera

Crista, estaba a su lado revisando algunos papeles y observando cómo su hermana intentaba mantener la concentración. Beba notó la tensión en el rostro de Gala y soltó una risa ligera.

—Oye, hermane, ¿piensas estar en el mundo de los sueños todo el día o ya decidiste a qué hora vas a volver a la Tierra? —bromeó Beba, dándole un suave golpe en el hombro.

Gala se sobresaltó y fingió una sonrisa despreocupada.

—Estoy aquí, estoy aquí. Solo pensaba en... estrategias para la carrera —intentó justificar, pero Beba levantó una ceja, claramente sin creerle.

—¿Sigues pensando en Karime, verdad? —preguntó, medio en burla, medio en serio.— Porque ya no te concentras en nada, Gala. Te conozco, no intentes engañarme.

Gala soltó una risa nerviosa, sin poder evitar sonrojarse ligeramente. Esa era la desventaja de tener a su hermana como manager; no podía ocultarle nada.

—Lo admito, estoy pensando en Karime. Es... mi morrita es diferente, Beba. Hay algo en ella que me atrae de una forma que no había sentido antes.

Beba la miró divertida, pero también con cierta seriedad en sus ojos.

—Pues espero que te esfuerces al máximo, porque si quieres ganártela, necesitas demostrarle que eres más que una piloto obstinada. A Karime le encantará verte ganando, pero no le importan los trofeos, ¿sabes? Ella quiere ver quién eres cuando no estás frente a las cámaras ni en la pista. —dijo, guiñándole un ojo— Y sobre todo, como dice ella, porque sería , mi sueño e incluso mi ilusión tenerla como cuñada.

Gala soltó una carcajada y abrazó a Beba con cariño. Era un alivio poder compartir esto con ella, alguien que la entendía tan bien.

—Confía en mí, haré lo que sea necesario —afirmó Gala con determinación— Ya he planeado mi siguiente movimiento, y créeme, no se lo espera.

Con una sonrisa ladeada, se colocó el casco, dispuesta a demostrar en cada curva que no se rendiría.

—¿Lista para brillar? —le gritó Beba desde la barrera.

Gala levantó un pulgar en respuesta y se enfocó en el inicio de la carrera, mientras el mundo entero quedaba en silencio a su alrededor, salvo el sonido de su corazón latiendo con fuerza.

Horas después, en el podio

Gala subió al podio con una sonrisa de satisfacción; el segundo lugar en esta carrera no era una victoria absoluta, pero para ella había sido un triunfo personal. Mientras las cámaras la rodeaban y el champán rodaba en todas direcciones, su mirada se dirigió instintivamente al área de espectadores.

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