Capítulo 15: Entre provocaciones y suspiros

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Karime abrió los ojos lentamente, sintiendo una ligera punzada en la cabeza y una extraña mezcla de calor y comodidad a su alrededor. Se giró en la cama, encontrándose con la mirada tranquila de Gala, que estaba sentada en una silla junto a la ventana, con una taza de café en la mano y una sonrisa juguetona en el rostro.

 "¿Qué demonios hice?"— pensó, sintiendo que el rubor le subía por las mejillas.

—Buenos días, muñeca —saludó Gala, alzando la taza como si brindara en su dirección.

Karime frunció el ceño, desorientada. —¿Qué hora es? ¿Dónde estoy?

—En tu cama, antes de que preguntes algo más raro —respondió Gala, su tono casual pero claramente divertido. —¿Todo bien, Karime? Estas un poco sonrojada —dijo, riendo suavemente.

Karime se incorporó, todavía intentando procesar el momento, y miró a Gala con una mezcla de curiosidad y preocupación. 

—Sí, todo bien. Solo... un poco de resaca... Anoche, ¿dije o hice algo vergonzoso?— respondió, evitando la mirada de Gala.

Gala soltó una carcajada suave, negando con la cabeza. 

—Vergonzoso, no. Pero interesante... definitivamente.

Karime la miró con los ojos entrecerrados. 

—¿Interesante cómo? ¿Qué fue lo que dije?

Gala se inclinó hacia ella, apoyando un brazo en la rodilla y dejando que una sonrisa pícara se dibujara en su rostro. 

—Bueno, básicamente me preguntaste si iba a aprovecharme de ti y si íbamos a hacer cochinadas.

Karime sintió cómo el calor subía a sus mejillas de nuevo al escuchar esas palabras. Llevó una mano a su frente, intentando esconder su vergüenza. 

—¡Ay, no! Por favor dime que estás bromeando.

—Te lo juro, muñeca. Tal cual lo dijiste —respondió Gala, luchando por contener la risa.

—¡Dios, que vergüenza! ¡trágame tierra! —Karime hundió el rostro en las manos, murmurando algo ininteligible.

—Vamos, no fue tan malo. Al menos me diste una buena anécdota para recordar —dijo Gala, riéndose mientras se recostaba en la silla.

Karime levantó la mirada, fulminándola con los ojos entrecerrados. Pero después de unos segundos, su expresión cambió a una sonrisa traviesa. 

—¿Sabes qué? Me acordé de algo.

—¿De qué? —preguntó Gala, arqueando una ceja.

—Que anoche me prometiste que íbamos a celebrar como yo quisiera.

Gala parpadeó, confundida. 

—¿Ah sí?

Karime se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con picardía. 

—Si. Así que... más te vale cumplir.

Antes de que Gala pudiera responder, Karime se deslizó hasta quedar justo frente a ella, en la cama, con una mirada que era puro desafío.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Gala, aunque su tono era más curioso que alarmado.

Karime sonrió, inclinándose lentamente, acercándose a Gala con movimientos estudiados y provocadores.

—Celebrar... a mi manera.

Gala se quedó inmóvil, observando cómo Karime se acercaba, el corazón acelerándose con cada segundo que pasaba. La cercanía entre ambas era eléctrica, una tensión palpable que hacía que el aire se sintiera más denso.

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