|𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝑷𝒂ñ𝒐𝒔 𝒚 𝑺𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒔𝒖𝒆𝒍𝒐|

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𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝑷𝒂ñ𝒐𝒔 𝒚 𝑺𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒔𝒖𝒆𝒍𝒐

𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝑷𝒂ñ𝒐𝒔 𝒚 𝑺𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒔𝒖𝒆𝒍𝒐

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Phoebe había sentido como el aire nocturno se sentía pesado, como si el mismo cielo intentara abrazar la tierra con un manto oscuro de calma. La Ninfa había sido testigo de muchas situaciones extrañas cuando de su señor se trataba, pero ninguna como la de esa noche. El cansancio en los ojos de su señor, le habían dejado una sensación extraña en el pecho. Había algo diferente en él, algo que la inquietaba profundamente. Algo que no podía comprender del todo. Aunque siempre había sido serio, algo había cambiado en su esencia. Ya no era el mismo Dios, el joven decidido a probar su fuerza y su valía ante los demás, el Dios que, con arrogancia juvenil, buscaba demostrar que no había nada que pudiera detenerlo. Ahora, había una calma en su ser, un silencio inquietante que la confundía. Su señor ya no parecía tener necesidad de demostrar nada. Lo que la alegraba pero no evitaba que la confusión la envolviera; ¿cómo pudo cambiar tanto en tan poco tiempo?

Cuando había regresado al palacio, las huellas de una batalla quedaban estampadas en el cuerpo de su señor. La sangre, oscura y espesa, cubría su piel y su ropa, y las heridas abiertas junto al polvo acumulado lo hacían parecer irreconocible. No había podido contener un jadeó de sorpresa cuando estuvo de regreso. Su figura, siempre imponente y divina, parecía menos brillante. El peso de su agotamiento era palpable, y cada paso parecía costarle más que el anterior. Phoebe lo observó, incapaz de dejar de notar lo diferente que se veía incluso de espaldas. Algo en su forma de caminar, en su postura, ya no mostraba esa jovialidad arrolladora que solía tener, esa que desbordaba orgullo y juventud. Ahora parecía más... distante, más reflexivo, pero también más vulnerable, como si algo en su interior se hubiera desmoronado y renaciera a la vez sin que lo hubiera notado.

No pudo evitar compararlo con el hombre que había sido en el pasado. Él, el ser invencible que la había salvado en aquella batalla que marcó su vida para siempre. En aquel entonces, Phoebe era solo una Ninfa, débil y temerosa, sin esperanza. Pero él la había rescatado con la misma facilidad con la que alguien aparta una piedra del camino. Desde ese momento, había quedado en deuda con él, una deuda que jamás podría saldar más que sirviéndole para toda la eternidad. Venerandolo hasta el día de hoy.

Él había sido un ser con tanta arrogancia, con tanto afán de demostrar que era más fuerte que todo y todos, que hasta parecía que el mundo giraba a su alrededor. Pero ahora, Phoebe ya no veía al mismo Dios. Ahora veía a un ser que caminaba en silencio, con los ojos llenos de algo más profundo y menos accesible, como si el tiempo lo hubiera dejado atrás, arrebatándole toda la juventud impulsiva que alguna vez había tenido. Aquel Dios lleno de celos y desafío ya no estaba allí. En su lugar, había alguien que se había transformado de forma abrupta, alguien más introspectivo, más maduro, pero de una manera que parecía misteriosa, como si algo dentro de él hubiera cambiado sin que Phoebe pudiera entenderlo por completo. Sin que nadie se hubiera dando cuenta cuando sucedió.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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