Capítulo tres

31 13 0
                                    



Fluke se quedó paralizado.

—¿La policía? —logró repetir.

—La división de fraudes, para ser precisos —confirmó.

—¿Fraudes...?

Ohm hizo una mueca al comprobar que Fluke no dejaba de repetir sus palabras.

—Como en estafa y embuste —explicó, recorriéndole el cuerpo con la vista, como si quisiera decir que el delito era que tuviera ese aspecto y, a pesar de ello, encenderse como lo había hecho.

Fluke tembló y se sonrojó de vergüenza y bochorno.

—Yo no suelo...

—¿Excitarte por un hombre con el sólo afán de embaucarlo...?

Se soltó y retrocedió unos pasos para mirarlo de verdad, comprendiendo al fin que sus palabras conducían a alguna parte que no iba a gustarle.

—Como no tengo ni idea de adónde quieres ir a parar, creo que será mejor que te expliques —instó.

—¿Significa eso que de verdad quieres acostarte conmigo y que no se trata de un simulacro?

Fluke se puso tenso y abrió y cerró los labios, porque la verdadera respuesta a esa provocación no iba a tener lugar.

—Estaba conmocionado cuando...

—Asustado, diría yo —interrumpió Ohm —, por lo que Mean le había hecho a todos tus planes con ese lamentable desliz en su despacho.

—¿Planes para qué? —se apartó enfadado el pelo que le caía en la cara con una mano, lo detuvo en lo alto de su cabeza, pensando en lo que pasaba —.

Planeaba casarme con él... bueno, ese es un plan que se ha ido al traste. Y como tan amablemente me acabas de señalar, lo sorprendí teniendo sexo con mi hermano.... ¡de modo que mi orgullo ha seguido el mismo camino que el amor que pudiera sentir por Earth! —bajó la mano y la unió con la otra delante de él, en un intento de calmarse —. Entonces me entregué a un anhelo loco de ser deseado por cualquiera y dio la casualidad de que tú estabas en el lugar adecuado en el momento adecuado —continuó —, pero ése fue otro plan que se fue al garete cuando cambiaste de idea acerca de de... desearme.

—Y ahora eso también va a irse al traste —añadió Ohm sin un vestigio de simpatía —. Me atrevería a afirmar que hoy tienes un muy mal día, Fluke. Malo de verdad.

—¿Y ahora de qué estás hablando?

Con una sonrisa que no le gustó, Ohm se apartó del umbral y se dirigió al armario de las bebidas.

Decidió que necesitaba algo fuerte y se sirvió un whisky. Bebió un buen trago y luego lo miró otra vez.

—Acabo de hablar con mi ayudante —le explicó —. Juno ha estado muy ocupado investigando dónde había guardado Mean el dinero que me ha robado y ha logrado rastrearlo hasta una cuenta en ultramar abierta a tu nombre, así que destierra de tu cara esa expresión aturdida, Fluke. Te he descubierto...

No sucedió nada. No se quedó boquiabierto, no se desmayó, no se lanzó a negarlo ni a disculparse ni a defenderse.

—Creo que será mejor que te sientes antes de que te desmayes —le aconsejó sin ambages.

Y Fluke obedeció, lo cual sólo sirvió para alimentar aún más su furia.

¡Cayó como una piedra sobre el sillón más próximo y se cubrió el rostro culpable con esas manos de ladrón!

Culpable o InocenteWhere stories live. Discover now