Capítulo seis

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Enfundado en una bata extra que había encontrado colgada, respiró hondo, abrió la puerta del cuarto de baño y salió. El corazón le martilleaba con fuerza. Había necesitado mucho tiempo para reunir valor suficiente para dejar ese refugio.

Tardó unos minutos en percatarse de que había estado atormentándose por nada, ya que Ohm ni siquiera se encontraba en el dormitorio.

Y la cama se veía tan arreglada que era como si nunca se hubiera usado.

Hasta su ropa, antes en el suelo, estaba perfectamente doblada sobre el sillón que él había ocupado.

Se preguntó si habría sido Bernice. La sola idea le causó un rubor mortificado. Apartó la vista de la cama y se puso a buscar la bolsa de viaje al tiempo que echaba de menos que alguien se hubiera molestado en decirle que iba a sentirse de esa manera... tenso, nervioso y horriblemente inseguro sobre lo que sucedía después de haberse metido en la cama con un hombre al que apenas conocía.

En ese momento se abrió la puerta del dormitorio y giró con brusquedad.

Esperando encontrarse con Bernice, lo sorprendió y al mismo tiempo lo puso nervioso ver a Ohm.

La primera diferencia que notó fue que él estaba vestido y Fluke no.

El modo en que lo recorrió con la vista transformó el rubor mortificado en otra cosa.

Cerró a su espalda y avanzó hacia él como un poderoso señor de la guerra que iba a reclamar a su pareja para una segunda tanda de sexo devastador.

Se preguntó cómo podía exhibir esa sonrisa relajada como si todo en el mundo estuviera perfecto.

¿Es que nunca había sentido incomodidad, nerviosismo o timidez por algo?

Supuso que no, ese hombre irradiaba la clase de vitalidad masculina que lo impulsó a cerrarse el albornoz hasta el cuello.

—Tienes el pelo mojado —observó él, alzando una mano para pasarla por la parte de atrás de su cabeza. Te buscaré un secador —murmuró mientras le acariciaba la mejilla encendida—. Pero la verdad es que creo que te ves adorable tal como estás, y si creyera que puedes tomar más de mí en este momento, ya te habría alzado en brazos para llevarte a la cama.

Fluke le apartó la mano.

—No te dejaría.

—Tal vez no tendrías otra elección —lo aguijoneó con suavidad. Su mirada sobresaltada se topó con los ojos burlones de él.

—¿Quieres decir que me obligarías?

—Te seduciría para que cambiaras de parecer, precioso

—corrigió, luego bajó la cabeza para robarle un beso. Pero demoró sus labios el tiempo suficiente hasta conseguir una reacción antes de volver a retirarse.

—Por suerte para ti, ahora mismo me muero de hambre de comida de verdad —se mofó de su expresión—. Ponte algo cómodo mientras yo me ducho, luego iremos a desayunar.

Entonces desapareció en el cuarto de baño. "¡Arrogante... arrogante... arrogante!" pensó Fluke mientras se limpiaba el sabor de su boca de los labios.

Malhumorado consigo mismo por ser tan sensible a él, empleó parte de su irritación en subir a la cama la bolsa de viaje y abrir de un tirón la cremallera. No tenía ni idea de lo que había guardado dentro. Apenas tenía un vago recuerdo de haber metido ropa al azar. Con dedos tensos, hurgó en el interior y sacó unos vaqueros viejos y una camiseta verde clara.

Culpable o InocenteWhere stories live. Discover now