Capitulo cinco

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Fluke pensó que ningún hombre tenía el derecho a ser tan abrumadoramente masculino y guapo como Ohm Thitiwat mientras la sensación de cosquilleo aumentaba a medida que caminaban.

El interior de la villa era un ejemplo espectacular de arquitectura moderna, pero Fluke casi ni lo notó. Se hallaba demasiado ocupado absorbiendo el hormigueo creado por cada paso que daban hacia el ascensor que los esperaba.

En cuanto entrara en el habitáculo quedaría perdido, y lo sabía.

Las puertas se cerraron a sus espaldas. Ohm apretó el botón y el ascensor se puso en marcha. Aún lo mantenía cerca de él y Fluke mantenía los ojos cuidadosamente bajos, reacio a permitirle ver lo que pasaba dentro de su cabeza.

Las puertas del ascensor se abrieron a un vasto recibidor lleno con una luz suave.

Lo último que deseaba ver Fluke era a otro ser humano esperándolos para darles la bienvenida. Interfería con las vibraciones que había entre ellos y lo devolvieron a un sentido del yo más cuerdo.

—Kalispera, Bernice —saludó Ohm, posando la mano en el codo de Fluke.

—Buenas noches, kirios... —la robusta y morena ama de llaves se volvió hacia Fluke para saludarlo en un inglés muy marcado—. ¿Ha tenido un vuelo agradable?

—Sí..., gracias —murmuró con cortesía, sorprendido de que lo esperaran, para luego ruborizarse al darse cuenta de lo que eso significaba.

Bernice volvió a dirigirse a Ohm.

—Kiria Thitiwat ha estado llamando —informó.

—¿Kiria Angelina? —quiso saber él.

—Okhi... —Bernice cambió de idioma.

Debido a la urgencia en el tono de voz del ama de llaves, Fluke dedujo que su ex futura suegra había dejado un mensaje largo en el que transmitía su conmoción y angustia por el desarrollo de los acontecimientos.

—Mis disculpas, agape mou, pero necesito unos minutos para ocuparme de esto —le dijo a Fluke—. Bernice te mostrará dónde puedes refrescarte.

Sin aguardar una respuesta, dio media vuelta y se marchó con expresión sombría e impaciente.

—¿Ohm...?

Él se detuvo.

—¿Sí? —no giró.

Fluke fue consciente de la presencia de Bernice a su lado.

—¿Querrás transmitirle de mi parte a tu madrastra, por favor, que lamento sinceramente cómo... cómo han terminado las cosas? —el guardó silencio y Bernice bajó la vista al suelo—. Angelina me... me cae bien —continuó, preguntándose si había cometido algún desliz terrible en la estructura familiar griega al hablar de asuntos personales delante del personal doméstico—. Nada de lo sucedido fue su culpa y sé que debe sentirse decepcionada y alterada.

Después de otro titubeo, él asintió con sequedad.

—Le transmitiré tu mensaje.

Reanudó la marcha, dejándolo allí sintiéndose...

—Por aquí, kirios...

¿Sintiéndose qué?

Bernice le pidió que la siguiera por un pasillo ancho y tenuemente iluminado que salía del recibidor y lo condujo a una suite hermosa con una enorme cama.

Fluke apartó los ojos de ella y contempló una espectacular pared curva de cristal con un interminable cielo oscuro y satinado por telón de fondo.

La mujer le indicó dónde se hallaba el cuarto de baño y que su equipaje no tardaría en llegar.

Culpable o InocenteWhere stories live. Discover now