Capítulo 2.

24.5K 3.5K 6.3K
                                    

El cuerpo de Louis estaba bañado en una capa de sudor. Se removió en la cama con sus ojos cerrados y sus cejas fruncidas, las sabanas yacían tiradas en el piso por los constantes movimientos del chico al retorcerse.

Abrió sus ojos de golpe sentándose en la cama. Su respiración estaba descontrolada y su pecho subía y bajaba rápidamente, inhalo tratando de que el suficiente aire llegara a sus pulmones.

Se dejó caer de espaldas en el colchón y pasó una de sus manos por su sudada frente.

–Mierda, solo fue una pesadilla –susurro para sí mismo.

Pero todo había parecido tan real. Unos ojos negros mirándolo desde una esquina, unos colmillos clavándose en su cuello.

El solo pensamiento hizo que su cuerpo se erizara por completo. Trato de tranquilizarse pero su corazón no quería cooperar, este seguía latiendo desenfrenadamente.

Miro por toda su habitación y se detuvo en la mesita de noche.

12:00am.

Con el miedo recorriéndole todo el cuerpo agarro la sabana y se tapó por completo. No había razones para estar asustado, claro que no. Cerró los ojos tratando de tranquilizarse y volver a dormir. Al siguiente día tenía clases.

Harry mostro sus afilados colmillos en una sonrisa. Sus ojos negros se achinaron y siguieron observando al chico acostado en la cama. Soltó una carcajada que atrajo sombras a sus lados.

Su demonio brinco en su mente. Queriendo entrar de nuevo en la mente del chico.

Harry tenía dentro de él el demonio de los secretos. Este tenía la capacidad de leerle la mente a todos, y saber sus más profundos pensamientos.

Secretos gruño en su mente, exigiéndole que entrara de nuevo en los pensamientos del chico. Las sombras a su lado asintieron deliberadamente, estando de acuerdo. Harry gruño, él también estaba satisfecho con entrar en la mente del chico.

¿Quién diría que un bonito jovencito de 23 años tendría semejantes secretos?

A Harry le encantaba eso, porque podía hacer sufrir a las personas. Pero había un secreto en especial que no le había gustado en lo absoluto. Hasta le había dado desagrado a pesar de que había visto cosas peores.

Como el de ese chico Jack, nadie nunca se podría imaginar el que chico practicaba el auto-sadomasoquismo. Como masturbarse con una lija.

Tenía que mantenerse al margen. Louis no lo había invocado por completo, por lo que tenía que permanecer acechando, cerca de él, sin dejar que lo viera, pero sí que lo sintiera, sobre todo miedo. Que sintiera mucho miedo.

(...)

Louis se levantó con un ligero peso sobre los hombros. Se froto sus ojos con los puños cerrados. Le quedo la vista algo borrosa, parpadeo varias veces y en la pared en frente de él, pudo leer escrito en sangre.

Die.

Parpadeo de nuevo rápidamente, aclarando su vista. En la pared no había nada. Se estaba volviendo loco, en definitiva. Se levantó agarrando una toalla para darse una buena ducha fría.

Ya bajo de la regadera cerro sus ojos sintiendo como el agua relajaba sus músculos tensos. Se sintió asfixiado. Algo espeso le caía en la cara y en todo el cuerpo. Abrió sus ojos asustado, pero solo era agua.

Con su mente confusa, tranco el agua de la regadera y salió de allí a paso rápido. Se colocó lo primero que vio y bajo las escaleras de dos en dos. En la cocina se encontraba su madre con ojeras bajo sus ojos pero con una sonrisa llena de cariño hacia él.

No mires tres veces hacía atrás {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora