Capítulo 21

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Azul

Tres días después.

Me di vuelta incomoda en la cama sin poder dormir un segundo más, me sentía extraña. Me dolía el cuerpo pero aun así no quería abrir los ojos porque sabía que la claridad del día me cegaría la vista unos segundos.

Tres posiciones diferentes más tarde intentando volver a dormir y unas palabrotas por fin decidí abrir los ojos pero con cuidado. Me recosté contra el respaldo de la cama aun con los ojos en rendijas por el sueño. Levanté la sabana que me cubría de la cintura para abajo y lo que vi hizo que pegara el grito más horrorizado de mi vida (exagerando).

Rápidamente escuché los pasos apresurados de Ana o Cleon hacia mi habitación. La puerta se abrió y dejó a la vista a una Ana realmente preocupada como yo o tal vez más. Mi nivel de miedo era excesivo. ¿Qué demonios me había pasado?

—Azul, ¿qué pasa? ¿Por qué gritas así? —Ana preguntó, preocupada. Podía sentir mis ojos más abiertos de lo normal y rápidamente se me llenaron de lágrimas.

—A-ana...—digo, entrecortadamente—. ¡Mira! —exclamé, levantando las sabanas y mostrándole la gran mancha roja entre mis piernas, no me había movido ni un centímetro desde que lo note—.  ¡Me voy a morir, Ana! ¡Estoy sangrando! —volví a exclamar más desesperada y esa vez porque Ana estaba impasible y con una pequeña sonrisita en su cara—.  ¿Por qué sonríes? ¿No vez que me estoy desangrado? ¡Ayúdame!

Ana negó y tomó mis manos.

—Azul, tranquila. No es nada.

— ¿C-como que no es n-nada? ¿Acaso no vez que estoy sangrando? —repetí, aun con lágrimas en mis ojos.

—Aquí es normal que las mujeres una vez al mes sangremos por allí. Las mujeres del mar no deben pasar por esto porque siempre llevan su cola.

—Pero... ¿por qué? —pregunté, aun mas confundida.

—La naturaleza. Todo nos toca a nosotras pero gracias a esto que le llamamos la regla podemos tener la oportunidad de tener hijos.

—Es asqueroso —fruncí mi ceño— y no me gusta para nada. No quiero sangrar. Es incómodo. —Ana soltó una carcajada y negó con la cabeza.

—Ojala pudiéramos decidir cuándo tener o no la regla.

— ¿Quieres decir que todos los meses voy a estar sangrando por aquí? —Señalé mi entrepierna y ella asintió—. Que mierda asquerosa.

—Ya lo creo. Por cierto, ¿no te duele aquí? —Tocó levemente mi abdomen bajo y yo simplemente negué—. Suertuda, algunas nos morimos del dolor.

— ¿También sufren de dolor aparte de sangrar? —Ana asintió—. Solo siento incomodes pero no me duele, por ahora.

—No solo sufrimos de dolor, también cambios de humor y por ahí nos duele otra parte del cuerpo. ¿Estas segura que no te duele nada?

—No, solo incomoda un poco pero estoy bien.

—Tal vez ustedes son más tolerantes a esto. No lo sé, o simplemente te viene la regla y listo —dijo, pensativa.

Luego de aquella charla Ana me llevó al baño y recuerdo ir caminando con las piernas muy abiertas de la impresión que me daba.

<<Principiante>>.

Me bañé y Ana me explicó cómo funcionaba la cosa de ponerse las toallitas femeninas para no ensuciarme. Presté mucha atención porque sabía que no quería pasar en absoluto vergüenza andando por ahí con una mancha en mi trasero.

Blue Mermaid |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora