Las primeras nevadas de la temporada ya habían pasado y con esto la guerra en si ralentizaba su avance, sin embargo, los Wen poco a poco iban perdiendo su fuerza y aunque recuperar los territorios ocupados por los zorros de fuego no era tarea fácil, los cuatro reinos lo hacían poco a poco y gracias a la ayuda de la pareja Xuanli, la tarea se hacía más fácil.
Semanas antes de la reunión ordenada por el reino de los osos Nie, se había llevado una pequeña guerra con el fin de recuperar las tierras de la abadía Mo y allí había pasado algo que nadie más que los involucrados sabían.
— ¡Lan Xichen!— Un susurro lo suficientemente alto para que el mencionando lo escuchará fue proferido por el Jiang, sin embargo no tuvo la reacción esperada por el contrario— Hua-gege, por favor espera...—Con pasos rápidos logro alcanzar y tomar del brazo al alfa— Solo... Solo qui-quiero preguntarte algo...
Lan Xichen, que hasta ahora se había mantenido en silencio escuchando al menor, no pudo evitar odiarse a sí mismo por dos cosas: la primera, era por haber convertido a Jiang Cheng en lo que el chico era actualmente. El Jiang Cheng de sus recuerdos era brillante, rebelde y efusivo por decir menos, el joven que ahora le hablaba estaba más delgado, más pálido, con notables ojeras y sin el brillo que tanto amaba ver en esos ojos violetas…Y eso que solo le dio una simple y rápida mirada; la segunda, era porque en contra de lo que él y su alfa querían se separó del menor varios pasos, teniendo que adoptar una actitud distante y fría al tiempo que endurecía su corazón para que sus verdaderos sentimientos no se reflejaran tanto en sus ojos, su tono de voz y en su comportamiento en sí.
— Espera... Por favor espera... Seré rápido... Lo prometo— Jiang Cheng estaba comenzando a sentir que le faltaba un poco el aire y las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos— ¿Mi hijo...? ¿Mi hijo está...? —Por primera vez en mucho tiempo al loto le estaba costando hablar con normalidad, pues a pesar de haberse prometido no volver a llorar no pudo evitarlo— ¿Nuestro hijo está vivo, verdad? ¡¡Dime qué mi pequeño Yue está vivo!! —En un momento de impulsividad se paró frente a frente al Lan— ¡Es lo único que te pido! ¡Por favor, dime! Dime, si está vivo…— Con una expresión de dolor y sufrimiento el Omega se daba pequeños golpecitos en el pecho— Solo podrías responder a mi pregunta, ¿Si? Lo demás no me importa... Sé que has de tener...— La respiración del joven se estaba cada más rápida y superficial y ya las lágrimas caían libremente—... De tener tus... Una explicación...
Lan Xichen, sabía que de dejar al menor hablar más, solo se haría daño y ya le estaba costando mucho mantenerse firme frente a su Omega, el cual le rogaba mientras se humillaba como nunca antes por una respuesta que haría que su mundo tuviera más significado, desataría una guerra para la cual el mayor no estaba preparado…Y por eso mismo cargaría con la culpa de todo, aun si eso significaba romper las reglas de su propio reino y hacer rabiar a sus padres y a sus suegros en sus tumbas.
— El niño murió... —Para Lan Xichen, aquellas palabras eran como miles de agujas llenas de veneno clavándose en cada una de sus articulaciones —También le recuerdo que usted y yo no somos lo suficientemente cercanos para que me trate con tanta familiaridad— El tono frio, cortante y distante del mayor era algo que el Jiang no esperaba volver a ver jamás— En cualquier caso que se quiera dirigir a mí, le pido que me llame por mi respectivo título Zewun-Jun o en su defecto Rey Lan— Sin preocuparse por mirar al menor comenzó a caminar hacia donde sus hombres lo esperaba— Que este bien, majestad.
Lan Xichen sabía que con lo dicho estaba rompiendo más de una regla de su hogar, pero tenía miedo de todo y todo lo que deseaba era poder, algún día, retribuirle a su amado gatito todo el daño que le estaba haciendo por culpa de su cobardía
Tres días han pasado desde aquella conversación y en esa tarde los cuatro reinos restantes tenían una reunión urgente en el Embarcadero del Loto y la verdad es que el actual rey de Yummeng no estaba de ánimos para eso, pero debía ser el fuerte por su gente y por su familia…Sobre todo por ellos, pues no podría si le preguntaban porque estaba tan triste.
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La razon de una mentira
Fiksi PenggemarLa vida no podía ser tan injusta ¿O sí? ¿Qué había hecho para merecer algo como lo que le sucedió? Jiang Cheng, el segundo hijo de los Jiang, quien lo había tenido, amor, familia, felicidad...En fin un mundo perfecto para un omega como él dentro de...