3.-Tropezar

6 3 0
                                    


Seokjin se ajustó el cinturón, alisó su camisa y acomodó su pelo. La imagen en el espejo era lo suficientemente buena como para gustarle.

Abrió el cajón de su cómoda, escogiendo cuidadosamente el color del bálsamo labial que utilizaría; ansiaba hacer lucir sus labios apetecibles, provocadores; así, cuando la timidez fuera demasiada, el deseo alimentado en el otro lo incitaría a besarlo.

Seokjin quería ser besado.

Seokjin quería borrar los restos de unos besos tan añejos que si cerraba los ojos todavía podía degustarlos.

Seokjin quería que alguien le quitara la ropa, que lo desnudara, que quitaran una a una las caricias pegadas a su piel que impedían que cualquiera pudiera llegar a su libido. Las caricias de Min YoonGi habían creado capas y capas de insensibilidad a otras manos.

Seokjin cerró los ojos con fuerza tratando de alejar la ansiedad de su cuerpo, tomó un labial tono cereza y bajó a la sala, a esperar a su cita.

El nerviosismo estaba haciendo mella en él, jugueteando con su celular, discutiendo con la parte de él que quería cancelar. Harto, arrojó su celular a cualquier lugar y abrió una botella de vino, la llevó a la cocina y tomó la copa, una copa de vino le daría valor, valor líquido.

Estaba por servirse una más cuando el timbre de la casa lo hizo dar un pequeño brinco derramando un poco de vino sobre la camisa de seda blanca.

—Maldición— dijo a nadie en particular y corrió hacia la puerta.

— Hola—Un apuesto hombre que rondaba los 40 años, rubio con ojos cafés oscuro y una dulce sonrisa lo saludo.

—Hola— correspondió, tratando de tapar la mancha con su mano.

— ¿Problemas con la ropa? — dijo apuntando hacia la mancha carmesí.

—Sí, estaba tomando un poco de vino y me he descuidado ¿podrías esperar en la sala en lo que subo a cambiarme?

—Claro, esto es para ti— el joven le extendió un ramo de flores, Seokjin las tomó agradeciendo el gesto y acomodando a su invitado antes de subir corriendo.

—Listo— dijo después de diez minutos al bajar de las escaleras— déjame poner las flores en agua antes de irnos.

—Sobre eso...— lo interrumpió el chico, apenado y acortando la distancia entre ellos— Te ves muy guapo, Seokjin — lo halagó.

—Gracias, tú te ves muy guapo, también —

—Gracias

— ¿Quieres cancelar la cena? —

El rubio rio y tomó la mano del castaño y se acercó.

—Sí y no — el rubio lo acercó un poco más— me agradas Seokjin, me gustas y me gustaría ser honesto contigo antes de ir a cenar.

Seokjin notó el nerviosismo del otro y por eso ofreció — ¿Una copa?

El rubio asintió y lo siguió en silencio hacia la cocina, observó los movimientos del otro y esperó hasta que estuvo sentado a su lado.

—Te escucho

—Seokjin

—Félix— el rubio rio

—Firmé los papeles del divorcio, estoy legalmente separado.

— ¿No lo estabas ya? — Seokjin se llevó la copa de vino a los labios después de preguntar.

—Sí y no, ya estaba separado de ella pero los tramites eran un poco lentos, la cuestión es que me gustaría ser honesto contigo porque como te había dicho, me agradas — dijo después de darle un sorbo a su copa— Pero te estaba utilizando— el rubio esperó alguna reacción del contrario pero esta no llegó sin embargó sirvió más vino— eres muy apuesto, Seokjin, quería que ella viera que alguien mejor me esperaba después de ella, quería que sintiera celos de alguien que estaba muy por encima de ella. Sé que me estaba comportando como un niño pero es que todavía guardo fuertes sentimientos por ella, no es fácil ¿sabes? Yo creía que éramos felices que conmigo tenía todo pero supongo que no era así.

— Hey— habló el castaño—está bien, estás pasando por un mal momento.

— ¿No estás molesto?

—No, estaba haciendo algo parecido— Seokjin sonrió triste— no nos ha ido muy bien ¿verdad?

—Creo que no ¿Quieres ir a cenar todavía?

Seokjin lo pensó, pero el calor del vino ya estaba haciendo lo suyo.

Félix observó el sonrojo del castaño y el constante relamido de sus labios, hacia tanto que no tocaba a alguien más, él siempre fue demasiado bueno; demasiado fiel como para pensar en tocar otra piel.

— O podemos pedir comida y quedarnos aquí ¿Qué dices? Hablar de nosotros— ofreció el dueño de la casa

— Me agrada la idea— aceptó mucho más relajado.

Ellos ordenaron comida, cenaron entre risas, historias de desamor, anécdotas de hijos, y soledad... la soledad que el divorcio había traído a sus vidas.

—Creo que tengo una botella más de vino

—Yo creo que ya es suficiente, tengo que conducir.

—O te puedes quedar— el rubio lo miró con detenimiento, tratando de ver el titubeo. — ¿Qué te parece si esta noche tropezamos Félix? Yo en verdad... — Seokjin puso sentimiento en sus palabras— en verdad necesito saber que ya no sigo tan perdidamente enamorado de mi ex esposo.


saluditos, saluditos!!

10/11/2024


Después del finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora