Capítulo 5

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Narra Roxanne

Tomo mi teléfono con manos temblorosas, tengo un gran problema.

La pequeña Beth está sola con el desagradable ser que tenemos por padre.
Tecleo aquel número que me se de memoria apesar de que solo lo uso para emergencias y momentos en los que mis problemas son más grandes que mi masa corporal.

-Aquí Miles, ¿quién allá? - dice arrastrando las palabras de forma casi graciosa.

-Miles, soy Roxanne - digo nerviosa, está cayendo la noche y no es nada recomendable caminar sola por esta calle.

-Pero mira nada más, que grata sorpresa Roxy - dice de manera venenosa.

-No tengo dónde quedarme, ¿podría dormir en tu casa esta noche?

-Ya sabes donde está mi casa.

-Gracias - termino la llamada.

No tardó más de cinco minutos en llegar a su casa, el delgado vestido rosa se pega a mi piel con cada bocanada de aire, el está parado en el umbral observando detalladamente cada movimiento que hago, finalmente me encuentro frente a él.

-Creí que nunca llegarías - me dice sonriendo de lado, intento sonreirle pero sale más como un puchero, las lágrimas comienzan a rodar de nuevo por mis mejillas, él me rodea con sus brazos permitiendome sollozar tranquilamente en su pecho.

-Me corrió, no me permitió hacer nada y la pequeña Beth se quedo ahí - le digo sentada en su cama, el me ofrece un vaso de agua, lo tomo con manos temblorosas.

-Roxanne, ambos sabíamos que eso algún día pasaría, no podrías vivir en esa casa por más tiempo - dice sentándose sobre un mueble.

-Lo sé, pero Beth...

-La sacaremos de ahí - afirma él.

-¿Para llevarla a donde?- pregunto agobiada.

-Podrían vivir aquí - ofrece esperanzado.

-Eso es una locura - él hace una mueca - Blue, está casa de día es un expendio de droga y por la noche un refugio para los fiesteros, por cierto, ¿dónde están ellos? - pregunto mirando la casa vacía a mi alrededor.

-Los corrí a todos cuando dijiste que vendrías - dice aún con la cabeza gacha - solo quiero protegerte, a ambas.

-Lo sé, pero no puedes, las personas con las que trabajas saben está dirección.

-Pero yo ya no estoy en esos asuntos.

-¿No? - le pregunto expectante, suspira derrotado.

-Intente dejarlo.

-¿Y como salió?

-Me entregaron un kilo para venderlo en una semana o estoy muerto. - mi corazón se detiene al escuchar aquellas palabras, Miles Bluefields ha sido mi amigo desde siempre, sufrimos de los mismos abusos por el tiempo suficiente para quedar traumatizados, las pequeñas marcas de su niñez están grabadas en su espalda, su padre jamás le tuvo ninguna consideración, en mi caso tuve un poco más de suerte, solo un poco, mi padre tenía cuidado de no dejar marcas visibles, porque mi mamá le obligó a brindarme estudios, por lo que siempre tuve más contacto con el mundo exterior, a Miles le tenían prácticamente aislado del mundo real, lo hacían ir a hurtar en los mini mercados, cuando lo atrapaban no conforme con que lo llevarán a la policía, su padre le propinaba unas golpizas tremendas.
Todo el vecindario podía escuchar sus gritos y súplicas de dolor, cuando lograba salir a escondidas de su casa iba a buscarme para jugar.
En uno de esos días, su padre lo atrapó, su brutalidad llego a un nuevo nivel, dejó el cinturón y los puños de lado para sustituirlos por un bate, Miles salió huyendo, después de eso no volví a saber de él hasta hace 4 años, cuando su padre murió y el pudo regresar y habitar está casa, pero los asuntos en los que se metió Miles para sobrevivir estos años no habían sido los correctos - no llores Roxy, estaré bien - me dice limpiando las lágrimas que no me había dado cuenta que estaba derramando.

El pasado de ShaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora