El mejor dia

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Llegamos a casa a las 6 de la mañana, agotadas. Fuimos directamente a nuestra habitación, nos cambiamos rápido y nos metimos en la cama sin ganas de nada. Habíamos comido ya en la boda: djaj mhamar, rfissa y no recuerdo qué más, así que no hacía falta comer mas.

Nos despertaron a las 11, medio dormidas todavía, pero nos vestimos y bajamos a desayunar. La mesa estaba con todo delicioso, llena de rgayef, baghrir, harcha, dulces marroquíes y un montón de cosas. Todo estaba riquísimo. Después del desayuno, mi prima y yo ayudamos a recoger la mesa.

Un rato después, mi familia decidió salir a conocer un poco la ciudad. Nos arreglamos para la salida, yo me puse un vestido marrón de satén, unas sandalias negras, un velo beige y un bolso del mismo color. Salimos a caminar por ahi, compramos cosas típicas de allí, como sabon beldi, que era puro, y 3a9ars fasis. Durante el paseo, paramos a comer homis kaymun. Estaba delicioso, y la verdad es que fue una salida bonita, y nos divertimos mucho.

Cuando volvimos a casa, comimos otra vez rfissa, pero esta vez con rgayef. Estaba buenísima, aunque mis uñas postizas me incomodaban un poco. 

Después subimos a nuestra habitación a descansar un poco. Desde la terraza, vimos que los chicos estaban allí pasando el rato. A mi prima y a mí se nos ocurrió una idea: hablar con Hamza desde una cuenta falsa en Ig. Empezamos con algo normal, como si quisiéramos "conocerlo", pero ellos enseguida comenzaron a sospechar que éramos nosotras. Nosotras intentamos disimular, pero al rato él me escribió: "Ya sé quién eres."

Me moría de risa con mi prima, y ellos también, con su hermano pequeño y Haytam, que es su amigo. Decidimos dejar el móvil cargando y bajamos con nuestras hermanas a charlar un rato.

Más tarde, como a las 8, volvimos a hablar con el desde la cuenta falsa, pero esta vez estábamos a lado de la ventana. De repente, me escribió: "Mira por la ventana." Yo asomé la cabeza y los vi a todos mirándonos desde abajo, riéndose. Me quedé en shock, pensando: "La cagué."

Hamza me escribió después que, si queríamos, podíamos subir al piso de arriba y jugar tranquilos a las cartas. Le dije que sí, y mi prima y yo fuimos las primeras en subir. Al poco rato, ellos también nos alcanzaron.

A kilometros de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora