Al llegar a casa, nos dirigimos a la habitación donde nuestras madres estaban conversando. Les contamos sobre nuestra visita a Mehlaba y cómo nos encontramos con los chicos. Nos pidieron que lleváramos las lebsats a la mesbana, ya que las habíamos traído dobladas desde nuestra ciudad y necesitábamos plancharlas.
Decidimos llamar a Oussama, el joven de 10 años, para que nos acompañara, ya que aún no conocíamos muy bien la ciudad y necesitábamos encontrar la tienda de planchado. Oussama se unió a nosotras, y nos dirigimos hacia la tienda. Al llegar, preguntamos cuánto tiempo tomaría tener las lebsats listas y cuál sería el costo aproximado ya que las necesitabamos el dia siguiente.
Volvimos a casa y les informamos a nuestras madres sobre el costo y la hora para que las lebsats estuvieran listas. Ellas asintieron con aprobación, entregamos el dinero y las lebsats, pero esta vez decidimos ir solas, ya que conocíamos la ubicación de la tienda. Al entregarlas, mi prima propuso:
- Nmxiw degya nxofo xno ki 3mlo. (vamos rapido aver q hacen)
Le respondí con determinación:
- La la, 3andek ixofna xi wahed. (no, no aver si nos ve alguien)
Yo no quería, ya que tengo mucho respeto por la familia, y no quería que pensaran lo contrario. Mi prima, aunque no es de la familia de Hamza, es parte de mi familia de manera lejana.
Ella insistió:
- La ghir zid, matkhafxi (no va vamos no tengas miedo)
Le dije:
- Yalah, zid, walakin degya. (va pero rapido)
Con un gesto de cabeza, aceptó y corrimos hacia el lugar, nos escondimos detrás de unos coches para observar. Sin embargo, al percatarnos de que Haytam estaba mirando en nuestra dirección, rápidamente le susurró algo a sus amigos, quienes se volvieron y rieron. Nosotras, asustadas, corrimos de regreso a casa.
Después de la pequeña escapada a la tienda, volvimos a casa y decidimos fingir que nada había sucedido. Subimos a una habitación, mi prima y yo, y nos entretuvimos con nuestros teléfonos por un rato. Más tarde, mi hermana mayor nos llamó para ayudar en una cosa de la casa.
Nos encargo limpiar las escaleras, que son tres plantas. Armamos un pequeño arsenal de limpieza con un cubo lleno de agua, una escoba y una krata. Y teniamos puesto un vestido de casa y un hijab ya que habian hombres en casa y en nuestra religion nos tenemos que tapar ante los hombres o chicos.
Subimos hasta la última planta, y mi prima empezó a tirar agua poco a poco mientras yo iba barriendo el polvo con la escoba, hasta que de repente...
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A kilometros de ti
RomanceImagina a dos personas separadas por el mar, una en España y la otra en Marruecos. Así empieza mi historia: la de dos adolescentes unidos por un sentimiento, aunque haya kilómetros entre nosotros. Yo, Zainab, con mis 15 años, vivo en España, mientra...