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El Encuentro con Dahye

Felix, después de lo sucedido con Hyunjin, decidió ir a la casa de su novio para intentar aclarar las cosas. Sabía que Dahye, la madre de Hyunjin, siempre había sido comprensiva con él, por lo que pensó que hablar con ella podría ayudarle a entender mejor lo que había ocurrido. Sin embargo, lo que no esperaba era que Dahye reaccionara con tanta furia cuando se enteró de lo que había sucedido.

Al llegar a la casa de Hyunjin, Dahye lo recibió con su acostumbrada sonrisa cálida, pero en cuanto escuchó las palabras de Felix sobre lo sucedido entre él y su hijo, su rostro cambió por completo.

Felix le contó a Dahye todo lo que había pasado: la discusión con Hyunjin, cómo él lo había ignorado y luego, lo peor de todo, cómo lo había abofeteado durante su enojo. Felix estaba molesto y herido, y al contar su versión, las lágrimas amenazaban con salir, pero intentó mantenerse firme. Sentía que necesitaba hablar con alguien, y Dahye siempre había sido alguien en quien podía confiar.

Dahye lo escuchó en silencio, con la mirada fija en el chico. Mientras Felix hablaba, su rostro pasó de la sorpresa inicial a una mezcla de rabia y decepción. No podía creer lo que su hijo había hecho.

—Felix, cariño, yo… no sé qué decir —dijo Dahye, su voz temblando de enojo—. Esto no tiene excusa. Yo misma hablaré con Hyunjin.

Felix asintió con gratitud. Aunque la situación era complicada, sentía que al menos Dahye lo apoyaba, y eso le daba algo de consuelo. Sin embargo, lo que no esperaba era lo que ocurrió a continuación.

Pocos minutos después, Hyunjin llegó a la casa, y al ver la expresión en el rostro de su madre, supo que algo no estaba bien. Se acercó a la sala, pero antes de que pudiera decir una palabra, Dahye se levantó rápidamente, con el rostro enrojecido de furia.

—¡¿Cómo pudiste hacerle eso a Felix?! —gritó Dahye, y antes de que Hyunjin pudiera reaccionar, le dio una bofetada tan fuerte que el sonido reverberó por toda la habitación. La fuerza del golpe hizo que la cabeza de Hyunjin se girara, y su rostro se enrojeció instantáneamente.

—¡¿Cómo pudiste hacerle eso a tu propio omega?! —continuó Dahye, su voz cargada de dolor. —¡Lo lastimaste! ¡No puedo creer que hayas llegado a este punto!

Hyunjin, completamente atónito, no pudo hacer nada más que quedarse allí, mirando a su madre en shock. No esperaba una reacción tan fuerte, y mucho menos que ella le diera un golpe tan brutal.

—¡Mamá! —exclamó finalmente, con la voz quebrada por el arrepentimiento—. ¡Yo no quise! ¡Fue un error! ¡Yo... no sabía lo que hacía!

Pero Dahye no lo escuchó. De inmediato, le dio otra bofetada, esta vez con más fuerza. El golpe dejó una marca roja en la mejilla de Hyunjin, y la pequeña cantidad de sangre que brotó de su boca hizo que el ambiente se volviera aún más tenso.

Felix, que observaba desde un rincón, sentía un nudo en el estómago. Aunque sabía que Hyunjin se lo merecía, algo en su interior le pedía que no siguiera presenciando la violencia. La rabia de Dahye era comprensible, pero ver a su novio sufrir de esa manera le dolía.

—¡¿Y ahora qué vas a hacer?! —gritó Dahye, acercándose a Hyunjin, su voz llena de furia—. ¡¿Vas a seguir lastimando a Felix?! ¡No lo voy a permitir, Hyunjin!

Hyunjin, ahora con la cara marcada por las bofetadas, miró a su madre con los ojos llenos de arrepentimiento. Sabía que había fallado, no solo como alfa, sino también como hijo. No había palabras para defenderse, solo el peso de su propio error.

Dahye, viendo a su hijo tan abatido, dejó escapar un suspiro. Su respiración aún temblaba de furia, pero su mirada se suavizó un poco.

—Esto no es algo que se arregle fácilmente, Hyunjin —dijo Dahye con tono grave, aunque más calmada—. Pero lo que sí sé es que tienes que corregir lo que hiciste. Felix no es cualquier persona, y no voy a permitir que lo lastimes de nuevo.

Hyunjin asintió en silencio, sintiendo el peso de las palabras de su madre. Sabía que había cometido un error grave, y el castigo, aunque doloroso, era algo que tenía que aceptar.

Felix, observando la escena, no pudo soportar más la tensión. Sin decir una palabra, se dio la vuelta y salió de la casa, dejando a Hyunjin y Dahye en la sala en un incómodo silencio.

POR CULPA DEL ENOJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora