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El Lobo Interior

Felix salió de la casa de Hyunjin, su mente agitada por la escena de la pelea entre madre e hijo. Sentía que todo había tomado un giro inesperado, pero lo que realmente le dolía era cómo las cosas entre él y Hyunjin habían llegado tan lejos.

Al caminar hacia el jardín, comenzó a respirar con dificultad, su lobo interior comenzaba a emerger. El vínculo con Hyunjin, el alfa al que había dado su corazón, era profundo y, al mismo tiempo, peligroso. Algo dentro de Felix se revolvía, algo primitivo que no podía controlar. Su cuerpo tembló ligeramente, y sus ojos, que antes eran oscuros y llenos de dolor, comenzaron a brillar con un intenso color azul.

Hyunjin, al ver el cambio en Felix, sintió la presión de la atmósfera volverse más densa. Su mirada se tornó seria cuando observó los ojos de su omega brillar con el azul profundo del lobo, lo que indicaba que su parte animal había tomado el control. El lobo de Felix, protector y territorial, estaba emergiendo.

Los ojos de Hyunjin, por otro lado, brillaron con su característico color esmeralda, el color de su instinto alfa, el cual despertaba en momentos de gran tensión. La intensidad de su mirada revelaba todo el poder que poseía y la lucha interna que sentía al enfrentar a su omega.

Sin embargo, antes de que pudiera hacer cualquier movimiento, Dahye, que había estado observando en silencio, dio un paso atrás, sabiendo que era mejor dejar que los dos resolvieran su conflicto a solas.

La tensión entre los dos se sentía en el aire, cargada de electricidad, como si todo el espacio entre ellos se hubiera transformado en un campo de batalla. Ninguno de los dos quería ceder, pero el vínculo entre ellos no podía ignorarse. Felix, en ese momento, no era solo un omega herido; era un lobo furioso que sentía la necesidad de protegerse a sí mismo, de proteger lo que era suyo.

Hyunjin se acercó lentamente a Felix, con la mirada fija en esos ojos azules intensos que lo desafiaban. Sabía lo que debía hacer, pero también sentía el peso del dolor de su omega. Se acercó más, sin decir una palabra, hasta quedar a solo unos centímetros de él. Felix seguía mirando a su alfa, pero algo dentro de él empezó a calmararse, la furia de su lobo cediendo un poco ante la cercanía de Hyunjin.

Finalmente, sin decir nada, Hyunjin levantó las manos y envolvió a Felix en un abrazo fuerte, envolviendo su cuerpo con el de él. El omega no reaccionó inmediatamente, pero en cuanto los brazos de Hyunjin lo rodearon, algo en su interior se relajó. El lobo de Felix, aunque todavía herido, reconoció la necesidad de su alfa, y la intensidad del abrazo empezó a calmarlo.

Felix, sintiendo el calor de Hyunjin, cerró los ojos y se dejó abrazar con más fuerza. El lobo dentro de él dejó de gruñir, y en su lugar, una sensación de paz lo invadió. Sabía que todavía había mucho por resolver, pero en ese momento, el contacto físico con Hyunjin era lo único que realmente necesitaba.

—Te lo prometo, Felix… nunca volveré a hacerte daño —dijo Hyunjin en un susurro, su voz baja, pero llena de sinceridad.

Felix no dijo nada. Sus ojos seguían brillando con el azul del lobo, pero su corazón ya empezaba a calmarse. Sin embargo, aún había mucho que sanar, mucho que reconstruir. La confianza rota no se reparaba con un simple abrazo, pero al menos ahora sabían que, a pesar de todo, seguían siendo un alfa y un omega.

Dahye, que había presenciado todo desde la distancia, observó en silencio, su mirada algo más tranquila al ver que su hijo y su yerno comenzaban a encontrar un equilibrio, aunque fuera temporal. Sabía que este no era el final de la historia, pero al menos por ahora, las emociones se estaban calmando.

POR CULPA DEL ENOJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora